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El presidente del Gobierno, José María Aznar, se mostró convencido de que «un país serio no puede estar revisando constantemente su Constitución» y agregó que «los más pasados de época son todos aquellos que dicen querer dejar de ser españoles o que tienen algún problema en ser de su tierra».

En su opinión, «esto sería para tomárselo a broma o para enviarlos al psicoanalista si no fuese porque detrás está la presión de las pistolas».
Aseguró que «la democracia española no tiene más enemigos que ETA» y añadió que «sin esta siniestra organización terrorista todo hubiera sido más fácil». Se refirió a la transición española y al «espíritu» que, a su juicio, «hizo posible la Constitución y los Estatutos de Autonomía que, dijo, «son el bloque que nos permite ponernos de acuerdo en lo fundamental para entrar en el siglo XXI».

Aznar explicó que «España es el marco para ejercer la libertad personal y lograr la prosperidad», cuestiones que, insistió, «no están garantizadas en ningún otro ámbito que en la España constitucional». El presidente del Ejecutivo restó credibilidad «a quienes todavía pretenden justificar la lucha armada de ETA con un déficit de libertad». Aznar afirmó que ganará democráticamente «a quienes quieran abrir un camino de eso que llaman soberanismos», en alusión al PNV, y pidió al PSOE que piense «muy seriamente» sobre «las sombras de dudas» acerca de si va «perdiendo su carácter nacional».

«Ganaremos democráticamente a aquellos que quieran abrir un camino irresponsable de aventuras, frivolidades, de eso que llaman soberanismos», que «no son más que utopías imposibles de una España imposible y de una Europa imposible que sólo lleva al enfrentamiento en los pueblos en que en que se quiere imponer», afirmó.