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«El Gobierno es el primero en lamentar profundamente lo ocurrido y en asumir la responsabilidad que le pueda corresponder en cuanto a impulsar planes de mejora. Es cierto que no es la primera vez que sucede algo así en un aeropuerto europeo. Es moneda corriente en Europa, aunque no puede ser una disculpa».

El ministro de Industria y Energía y portavoz del Gobierno, Josep Piqué, lamentó ayer, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, los incidentes ocurridos el pasado puente de la Constitución-Inmaculada en el Aeropuerto de Madrid-Barajas y responsabilizó de los mismos a la preparación del propio aeropuerto, las condiciones de las aeronaves para operar en con nula visibilidad y la preparación de las tripulaciones. La normalidad ha vuelto hoy al aeródromo madrileño, donde sólo se cancelaron 7 vuelos. Y es que el Aeropuerto de Barajas sufrió dos días cortes de fluido eléctrico, además de un fallo en el sistema de aproximación de los aviones el miércoles. Pero, sobre todo, a ello se sumó la niebla, que provocó numerosas cancelaciones en las salidas y llegadas, así como retrasos de horas en la mayor parte de los vuelos.

Piqué aseguró que «lo primero que hay que hacer es aceptar que ha habido una situación crítica en los aeropuertos y lamentar las consecuencias negativas que eso ha tenido para un número muy importante de ciudadanos que se han visto perjudicados por multitud de causas, aunque hay una de fondo, que está en el orígen, y que ha sido una espesísima niebla».