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El grupo terrorista GRAPO se atribuyó ayer la explosión que tuvo lugar a las cuatro de la madrugada en la basílica del Valle de los Caídos y que causó daños en el ala izquierda del edificio y en el altar de la sacristía, entre las tumbas de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, según fuentes de la Guardia Civil. El artefacto de fabricación casera que provocó el incendio pudo ser colocado el martes, día en que visitaron el Valle de los Caídos 2.100 personas, coincidiendo con el 40 aniversario de su inauguración.

La explosión se la atribuyó una persona que, sobre las siete de la mañana, llamó a la redacción del diario «El País» anunciando, en nombre del GRAPO, el ataque a la cruz del Valle de los Caídos. El mensaje que dio fue escueto: «Escucha con atención. Sólo lo voy a repetir una vez. Vamos a atacar la cruz del Valle de los Caídos».

El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, aseguró que esta explosión le parece «reprobable, como todos los actos violentos», y confirmó que se trató de una acción violenta cometida de forma voluntaria y que «se está investigando la autoría de este atentado».

Una vez controlada la situación, fuentes de la Delegación del Gobierno en Madrid confirmaron que no hubo heridos, ya que la explosión se produjo cuando el templo estaba vacío. Asimismo, señalaron que el artefacto era de efecto incendiario y de mediana o escasa potencia, aunque el «efecto bóveda» causado por la parte central del templo dio lugar a que los daños causados por la onda expansiva fueran superiores a los que en principio podía originar el artefacto.

En este sentido, no se descarta que el artefacto estuviese programado para que hiciera explosión de madrugada, con objeto de que el incendio causado estuviera ardiendo toda la noche y provocara el mayor daño posible hasta que sus efectos fueran descubiertos.