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EFE - LONDRES Una nueva etapa crucial en la batalla jurídica iniciada por Augusto Pinochet para escapar a su extradición hacia España, se cumplirá hoy ante los Lores, llamados a pronunciarse sobre la inmunidad del ex dictador. Más de cinco meses después de la detención del general, de 83 años, los jueces supremos británicos deben decidir si Pinochet puede ser juzgado por los crímenes cometidos por el gobierno militar entre 1973 y 1990, a pesar de su estatuto de jefe de Estado.

Mientras que la prensa ha adelantado ya el veredicto asegurando que el senador vitalicio perderá su batalla en los tribunales y podría ser juzgado en España por los crímenes cometidos a partir de 1988 (fecha desde la que la tortura es un crimen extraditable en el Reino Unido), los que apoyan al general prefieren mostrarse cautos.

Una liberación constituiría una sorpresa considerable, según la mayoría de los expertos judiciales. Por si acaso, los abogados del ex dictador chileno preparan ya el próximo capítulo. En la hipótesis de una liberación del octogenario, detenido actualmente en una mansión campestre inglesa, un Boeing 707 de la fuerza aérea chilena está esperando desde ayer en la base militar de Brize Norton, cerca de Londres. En los últimos meses, varios aviones oficiales han hecho vacíos el viaje de ida y vuelta entre Santiago y Londres.

En noviembre pasado, los jueces Lores concluyeron por primera vez que el acusado podía ser considerado responsable de la muerte y la desaparición de unas 3.000 personas.

No obstante, el veredicto histórico, saludado como un progreso del derecho internacional contra los dictadores y autores de crímenes contra la humanidad, fue invalidado en diciembre, debido a las sospechas de parcialidad de uno de los jueces, vinculado a Amnistía Internacional.

Los siete jueces Lores, encargados de reexaminar el caso, recogieron múltiples testimonios complementarios durante los quince días de audiencia y se dieron seis semanas de reflexión para analizar los miles de páginas de declaraciones. Hoy, a las tres de la tarde, se levantarán uno por uno en la solemne aula de la cámara alta del Parlamento británico para justificar sus conclusiones.