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EUROPA PRESS - TOLEDO El ex presidente del Gobierno, Felipe González, aseguró ayer, con relación a la información en la que se asegura que el entorno de ETA ha enviado directrices a los miembros de Jarrai para que continúen con la presión a los concejales del PP en el País Vasco, a la Policía y a los militares, que «el acuerdo de mantener un tipo de presión violenta digamos que es la parte no escrita de eso que conocemos como acuerdo de Lizarra».

Gonzalez añadió que «eso es así "el envío de estas directrices" antes de las elecciones del País Vasco». Y añadió que este intento de intimidación a los concejales del PP en el País Vasco «es una expresión típica de un nacionalismo radical que está mirando a Navarra, a las elecciones de allí creando inquietud e inestabilidad a los ciudadanos».

González aseguró que antes de que se proclamara la tregua de ETA, dijo que parte del compromiso al que se había llegado conllevaba el mantenimiento de una «presión típica de lo que es un nacionalismo irredento que quiere hacer la vida incómoda o imposible a los que no están de acuerdo con ellos», y que esto «estaba excluido del compromiso de cese de la violencia».

En este sentido, afirmó, en declaraciones a la Cadena Ser, que la Ejecutiva de su partido auguró que el acuerdo comportaba también el mantenimiento de esa presión como mínimo hasta las elecciones municipales y autonómicas en Navarra. González también recordó que ya anunció en mayo del año pasado la posibilidad de que ETA proclamara una tregua.

El ex presidente augura una crisis económica que enfrentará a distintas zonas de Europa
Felipe González predijo que en la próxima crisis económica, «que no tardará», veremos choques «asimétricos y brutales en distintas zonas de Europa porque no hay una política económica de acompañamiento al euro, a la política monetaria». Sostuvo que tanto el euro como la política monetaria son instrumentos, pero no «fines en sí mismos».

En cuanto a la situación económica que atraviesa España, aseguró que hay que ver cuánto ha subido la masa salarial en 1998 y compararla con la subida de los activos en Bolsa y los beneficios de las empresas para comprobar que en nuestro país el dinero se reparte de manera «desigual».