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El presidente del Gobierno, José María Aznar, abrió ayer por primera vez la puerta a Euskal Herritarrok para que se incorpore al diálogo político abierto después de que ETA anunciase la tregua.

En la primera declaración institucional del jefe del Ejecutivo tras la autorización, el pasado 3 de noviembre, de contactos «acreditativos» con el entorno terrorista, Aznar anunció que al comienzo del próximo periodo de sesiones el Gobierno presentará las medidas de reparación a las víctimas del terrorismo y tuvo una mención especial contra las amenazas sufridas por los ediles del PP. «No hay niveles tolerables de violencia», subrayó.

En esta línea, destacó que el proceso de normalización corresponde, en primer término a las instituciones, pero también a todas las fuerzas políticas vascas «sin ningún tipo de excepción». A pesar de realizar esta invitación, Aznar quiso dejar claro, como ya hiciera en sus anteriores declaraciones institucionales, que el final de la violencia no es «un objetivo partidista, ni un dictado humillante ni la contrapartida de un precio político».

Por ello, hizo otra llamada a los abertzales en referencia a los catorce escaños que obtuvieron en las elecciones vascas y, en concreto, a la toma de posesión como parlamentario del preso de ETA 'Josu Ternera'. Aznar dijo que entonces ya destacó que «tomar posesión de un escaño siempre es preferible a empuñar las armas».

Aznar tuvo una mención muy especial para los cargos del PP, a los que tampoco mencionó, y una advertencia para el entorno radical que en los últimos días ha incrementado sus acciones y amenazas.

Aznar decidió realizar esta declaración después de analizar los resultados de los «contactos significativos» mantenidos por representantes del Ejecutivo con el entorno de ETA, según señaló el portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.