La marca japonesa continúa apostando de forma acertada por los motores de mayor cilindrada en lugar de usar los ‘downsizing’.

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La tercera generación del Mazda3 no hay duda de que es un producto que cambia radicalmente respecto a la versión anterior, que ya se caracterizaba por tener un diseño muy vistoso y deportivo. El nuevo, siguiendo esa tradición, lo mejora en todos los aspectos para conseguir una silueta realmente agresiva. El año 2004 se puso a la venta la primera versión de este modelo, que sustituía al 323, y que ya supuso un gran éxito de ventas en todo el mundo.

La parte delantera se caracteriza por tener un frontal muy serio con unas luces de dimensiones más bien reducidas, que van acompañadas de una parrilla no muy grande tampoco y de unos faldones bastante bajos.

La parte posterior es igualmente afilada y seria, que cuenta con unos faros alargados y bastante finos, que están perfectamente integrados en el conjunto. La parte posterior también cuenta con una doble salida de escape y una parte del parachoques negra que acaban de redondear este aspecto deportivo tan particular del vehículo.

MOTOR
Para el propulsor de este vehículo se ha escogido el 2.2 diésel con tecnología Skyactiv de Mazda, que ya ha sido incorporada a oros modelos de la marca. Otras marcas consiguen los 150 CV de éste con una cilindrada mucho menor, pero quizá la respuesta del motor de Mazda es más contundente en muchos casos y el motor no va tan forzado como otros.

Este motor empieza a estirar desde muy bajas vueltas (1.400 r.p.m.) el coche ya empieza a tirar con fuerza y estira hasta las 5.000 vueltas. Esto es gracias a su tecnología biturbo, con la que el primero sopla en la zona baja del cuentavueltas y en la zona alta se suma el segundo turbo para ofrecer todo el potencial.

La recuperación del motor también es bastante buena en velocidades largas gracias a una buena elección en las marchas y a la elasticidad del motor en sí favorecido por los dos turbos antes mencionados.

Con esta tecnología, la marca japonesa consigue una baja relación de compresión, elevadas presiones de inyección, suavidad de funcionamiento, etc.

El consumo del vehículo es muy bajo para ser un propulsor de 2.2 litros y 100 CV, ya que la marca declara un consumo medio de 4’1 litros y nosotros en una conducción mixta hemos conseguido que no pasara demasiado de los 5.

En cuanto al comportamiento en carretera, el vehículo muestra una gran aplomo en cualquier circunstancia. Se podría decir que es uno de los más dinámicos de su categoría gracias a la rigidez del chasis y a un tarado de suspensiones de lo más adecuado.

En las zonas con ciertas irregularidades las suspensiones las absorben muy bien y la comodidad de los pasajeros no se ve perjudicada.

ACABADOS
El interior del vehículo cuenta con unos acabados de calidad y con un diseño muy minimalista, que se cristaliza en una consola central sin demasiados botones, con una pantalla en la parte superior.

Los marcadores disponen de una parte analógica (sólo el cuenta vueltas) y digital, pero no está suficientemente aprovechada la parte digital para ofrecer más información al conductor.

El espacio para los ocupantes posteriores es un poco justo, sobre todo para el que pueda ir situado en la parte central.