TW
53

«Desde aquí pongo mi recién nombrado cargo a disposición de la junta directiva ya que sé que aunque ellos sí han confiado en mí, quizás mi nombramiento les pueda causar más de un dolor de cabeza». El presidente de la Asociación de Navegantes del Mediterráneo, Bartolomé Albons, ha remitido una carta, a la que ha tenido acceso Ultima Hora, en la que se muestra dispuesto a dimitir de su cargo, después de que se revelara su pasado como gran narcotraficante y confidente de la Guardia Civil, en los años ochenta y noventa. Poco después, el regatista comunicó oficialmente su dimisión a su equipo directivo.

«Para quienes no me conozcan, que son pocos en el mundo de la náutica, mi nombre es Bartolomé Albons Monserrat, nacido en Felanitx. Mi vida siempre ha estado ligada al mar y a la navegación y en algún momento de ella vinculada al contrabando como medio de vida. No soy millonario ni he amasado una gran fortuna dedicándome al narcotráfico o colaborando con las fuerzas de seguridad del Estado para apresar grandes alijos, pero esa etapa ya pasó, cumplí mi pena estando privado de libertad y posteriormente con servicios a la sociedad», explica el mallorquín.

A continuación, añade: «Desde ya hace años, en el que cumplí mi última condena, jamás he vuelto a tener relación con ningún tipo de actividad que no fuese legal, he colaborado con la sociedad en múltiples actividades de tipo integrador para personas marginales ayudándoles a salir del espiral que se forma en torno a ti cuando te acercas a esos círculos y paralelamente he dedicado todo el tiempo que he podido a navegar, mi gran pasión. He colaborado en la organización de algunos eventos náuticos y poco a poco he ido integrándome en la sociedad mallorquina y recuperando mi dignidad».

Noticias relacionadas

El regatista, considerado uno de los mejores de España en su categoría, sostiene que «hace unos meses se me planteó la posibilidad de presidir ADN (Asociación de Navegantes del Mediterráneo) cargo que acepté muy orgulloso y sin pensar en mi pasado, supongo que las personas que me lo ofrecieron tampoco pensaron en ello o quizás creyeron que ya he pagado por ello y me merezco una segunda oportunidad».

Al final de la carta, opina que «señores, nos llenamos la boca con las palabras integración, rehabilitación, reinserción, pero verdaderamente todo es mentira, cuando cometemos un error quedamos marcados de por vida y por mucho que nos esforcemos día a día en ser mejores y así reparar los errores del pasado, cuando llega el momento siempre está quién se encarga de decirnos 'tú no, no eres de los nuestros».

Por último, Albons concluye: «Reinserción sí, pero cuándo. Desde aquí pongo mi recién nombrado cargo a disposición de la junta directiva ya que sé que aunque ellos sí han confiado en mí quizás mi nombramiento les pueda causar más de un dolor de cabeza».