Jaume Ferriol, presidente de la FELIB.

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«El aumento desorbitado de vehículos vivienda supone un problema para los ayuntamientos de Baleares», asegura el presidente de la Federación de Entidades Locales de Baleares (FELIB), Jaume Ferriol. En concreto, se ha pasado de 940 en el año 2014 a 4.232 en 2023, lo que representa un incremento del 350,21 %. En este punto, distingue entre las diferentes modalidades y destaca que muchos remolques vivienda se están asentando en zonas rústicas, donde habitan personas sin las condiciones mínimas de salubridad.

Como ejemplo, señala el «asentamiento» que se ha formado en la carretera vieja de Sineu, donde calcula que hay unas 20-25 personas residiendo sin fosa séptica, entre otros requisitos mínimos de habitabilidad. En este caso, las competencias son del Consell de Mallorca. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha informado que los remolques vivienda han aumentado un 428 % en Baleares; en 2023 (último dato disponible) había 296.

Las competencias sí son de los ayuntamientos cuando los vehículos vivienda estacionan en las vías urbanas de los municipios. El presidente de la FELIB señala que las zonas más afectadas son «las más bonitas», en aquellos casos en las que se utilizan para hacer turismo; pero también se están ubicando en zonas como Son Güells o el aparcamiento de las piscinas de Son Hugo (ambas en Palma), cuando se utilizan para vivir.

Los caravanistas piden que se habiliten espacios

Ferriol expone que los usuarios de las caravanas le han pedido a los consistorios que habiliten más espacios para estos vehículos. Sin embargo, los alcaldes consideran que esto es muy complicado, ya que uno de los principales problemas que comparten es «la falta de aparcamiento y en suelo rústico no se puede hacer». Además, señala que habría que dotarlos de una serie de servicios (agua, etc.) y argumenta que muchos consistorios no pueden permitirse estos gastos.

Ante esta situación, explica que muchos ayuntamientos se están viendo obligados a «regular» el aparcamiento de estos vehículos. «Lo que hacen es señalar las zonas en las que pueden estacionar y las que no»; pone como ejemplo el caso de Santa Margalida. Además, expone los problemas de convivencia que están ocasionando en algunos lugares, puesto que algunos generan ruido, sacan mesas y sillas a la calle, ocupan plazas de aparcamiento, etc.

Pese a esta situación, Ferriol no cree que el problema vaya a más, ya que espera que las medidas que ha aprobado el Govern balear en materia de vivienda solucionen las graves dificultades de acceso que tienen los residentes y, por tanto, que no haya personas que tengan que recurrir a estos vehículos para vivir.