Juanjo, durante la entrevista en Palma. | Jaume Morey

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Juanjo Braojos, de 20 años, tiene una historia de auténtica superación. Con ocho años, le diagnosticaron trastorno del espectro autista (TEA) en grado dos. Desde los doce, vive en un piso tutelado por la Asociación de Madres de Discapacitados de Balears (Amadiba) y este será su último año en el Centro de Educación Especial Son Ferriol, terminando tercero de la etapa educativa Transición A la Vida Adulta (TAVA). Durante varios meses, pensó en la idea de escribir algo. Ese algo acabó en un relato de ficción que hoy ya es una realidad: Misterio en Mallorca: La niebla misteriosa, publicado en Amazon.

«Siempre pensé que podría escribir un libro, de hecho todo ha sido inspiración propia, no he necesitado leer otras cosas o buscar información en internet», explica el joven, cuyo proyecto comenzó en noviembre y terminó este pasado mes de marzo.

Este libro cuenta un misterio no resuelto en la Serra de Tramuntana en el año 1800. Sus personajes intentarán resolver la trama pero dos siglos después. «Me gustan mucho este tipo de novelas, pero desde luego esta historia es ficticia», señala. Asegura que le gustó tanto escribirla que estuvo varios meses sin parar de trabajar.

Inclusión

«Este libro es inclusivo, para personas con discapacidad o sin discapacidad», afirma. Juanjo dice que espera ayudar a otra gente con TEA a que no se rinda en aquello que persiguen. Dice, por ejemplo, que ha inspirado a un compañero de su centro: «Cuando le conté que había escrito un libro, me comentó que tenía en mente hacer uno en castellano y mallorquín, y que se pondría a ello». Para Juanjo Braojos, «todos somos iguales, y cualquiera puede hacer lo que se proponga», defiende.

Durante años, el mayor problema para este joven ha sido la frustración, pero con el tiempo está aprendiendo a sobrellevarlo. Tuvo que afrontar su etapa sin sus padres con madurez (en el centro de Amadiba) pero asegura que, después de 10 años ha aprendido «mucho», sobre todo las cuestiones del día a día y la autonomía.

Durante su último ciclo en el Centro de Educación Especial Son Ferriol, que este año finalizará y ya podrá entrar en el mundo laboral, ha aprendido desde cocina hasta jardinería. Después de acabar sus prácticas en una biblioteca, realizó sus segundas prácticas en un supermercado. La próxima semana empezará su última etapa de becario como recepcionista en el área de inserción de empleo de La ONCE en Balears. Un trabajo que, dice, «tengo muchas ganas de empezar. Cuando me explicaron lo que tenía que hacer, me encantó», comenta. Aparte de trabajar, quiere seguir estudiando.