Dos camareras de piso limpiando una de las habitaciones de un hotel de Mallorca. | T. AYUGA

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«No es la solución ideal para nadie, es el último recurso». Meliá fue una de las grandes cadenas que se vieron obligadas a alojar a trabajadores en sus propios hoteles para afrontar el despegue definitivo que vivió la industria turística el año pasado. Se prevé que la actividad, como mínimo, raye a ese nivel en 2024, por lo que las empresas ya se afanan en cerrar las plantillas para esta temporada asumiendo que el número de habitaciones sacrificadas paras dar cobijo al personal que llegará de fuera va a ser probablemente mayor.

Los veranos de récord casan mal con los recursos humanos del sector hostelero balear: el precio de la vivienda mantiene alejados a los temporeros peninsulares, que además han estado cultivando otras alternativas desde la pandemia. «Es un drama pero está yendo así: para muchos hoteles la oferta de trabajo ya va con el alojamiento incluido», aseguran desde la Asociación Hotelera de Cala d’Or. «Antes de la pandemia sacrificar habitaciones no era lo habitual».

La falta de vivienda accesible en pleno verano es la verdadera gasolina para el problema de la falta de mano de obra y la razón de que la situación haya adquirido visos más radicales en Baleares que en la mayoría de puntos turísticos de España. «Especialmente en las zonas costeras como la nuestra, donde es imposible encontrar alojamiento a precios al alcance de los trabajadores», señalan para advertir que el problema amenaza con ir a más. Y sobre todo con unos volúmenes de llegadas que no paran de crecer y la necesidad de los hoteles de estar a la altura para ofrecer ese tan manido producto de calidad que debe distinguir la oferta turística balear en la supuesta era de la sostenibilidad.

Desde Meliá no tienen dudas de que la falta de mano de obra está estrechamente ligada al problema número uno de la sociedad balear. «Sigue siendo un problema muy importante para todo el sector, especialmente en islas como Menorca e Ibiza donde las autoridades deberían priorizar el problema de la vivienda, ya que se ven situaciones aberrantes todos los años y constituye una amenaza para la prosperidad y calidad de la industria turística en estos destinos», apuntan desde la hotelera.

La cadena que dirige Gabriel Escarrer prioriza, en la medida de lo posible, habilitar apartamentos ad hoc para empleados en vez de en los propios hoteles. Además, añade que, sobre todo, la idea es tratar de fortalecer su estrategia de reclutamiento con ofertas de trabajo que incluyan el máximo de atractivos, no solo el alojamiento: desde salarios competitivos hasta formación y beneficios exclusivos.

Otras grandes firmas como Iberostar y Barceló han seguido la estela de Meliá incluyendo este bonus en sus ofertas de trabajo. En el caso de la primera cadena hotelera, fuentes internas precisan que desde 2023 se ha incrementado la contratación de alojamientos con el objetivo de «ser más competitivos en la atracción y retención de talento ante las limitaciones de la vivienda y los altos precios en temporada alta». La intención, aseguran, es seguir impulsando este servicio a lo largo de este año, al tiempo que se valoran «otras alternativas» de alojamiento por el momento no especificadas.

Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) se hace hincapié en el problema de la vivienda «un handicap que nos hace perder competitividad» y contra el que las empresas hoteleras pueden improvisar soluciones de circunstancias, «pero que en cualquier caso no son generalizadas».

Por otro lado, la patronal hotelera no pierde oportunidad de señalar al que es, a su juicio, uno de los principales responsables de la situación: «el gran trasvase de vivienda que se ha hecho hacia el alquiler turístico». Además, propone como medida paliativa la inyección de recursos económicos y logísticos para mejorar «un transporte público que facilite la movilidad de los trabajadores».

Incremento de las precontrataciones

Las agencias de viajes de Baleares están constatando un incremento de las precontrataciones de trabajadores de temporada para el sector hostelero. Así lo asegura el presidente de la patronal AVIBA, Pedro Fiol, quien afirma que estas cifras auguran una temporada «buena y larga».

Así, explica que las agencias están cerrando muchos viajes de temporeros que planean instalarse en las Islas a partir de la Semana Santa, cuando empezará para ellos la temporada. No solo desde la Península, también desde Sudamérica o el Magreb, grandes proveedores de mano de obra. Las previsiones de otra temporada excepcional está espoleando el movimiento incluso antes de lo habitual.

«Nos están llamando para venir ya a primeros de marzo porque saben que a partir de ese mes se producirá un gran proceso de reincorporación. Y los hoteles quieren asegurar ya sus plantillas», asevera Fiol.