las historiadoras, en el centro, junto a un grupo de hermanas de la congregación en el patio de la casa de Palma. | Jaume Morey

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Sebastià Gili Vives, fundador de la congregación de las Agustinas Hermanas del Amparo, va camino de la beatificación. El pasado día 24 de enero, el papa Francisco firmó el decreto sobre las virtudes heroicas que lo acreditan como venerable, lo que supone un gran adelanto para su causa de beatificación, motivo por el cual la noticia ha colmado de alegría a todas las hermanas y centros educativos.

Sor Margarita Victoria Truyols, de Alcúdia, y Soledad Antolín, secretaria general de la congregación, de Palencia, han sido quienes han trabajado incansablemente por la causa desde que se abrió el proceso. «El Diocesano se inició el 9 de junio de 1991y se clausuró el 22 de noviembre de 1992. A partir de esta fecha, fuimos a Roma abriéndose el proceso romano en 1993. Para tal cometido, se necesitó un relator y una colaboradora para elaborar la Positio (sobre la vida, virtudes y fama de santidad). Una vez aprobada pasa al Congreso Histórico; aprobado éste, va al Congreso Teológico, que una vez aprobado pasa a la comisión de cardenales y obispos, quienes solicitan al Papa la declaración de venerable, que se hizo realidad el pasado 24 de enero», asegura Antolín.

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Soledad Antolín y Margarita Victoria Truyols, autoras del trabajo de la causa desde que se abrió el proceso, junto al busto del padre Gili.

Los valores

Destaca la secretaria general que «entre sus valores destacan, como se explica en la Positio, el sentido de justicia, apóstol de la caridad y ayuda a la infancia abandonada. Fue un hombre extraordinario, con una mente abierta como las playas a la orilla del mar».

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Despacho del fundador en la casa madre de Palma.

Como se recordará, Sebastià Gili nació en Artà el 16 de enero de 1811. Tras ser odenado sacerdote, ejerció como vicario en las parroquias de Sant Jaume y Santa Creu. Su estela de gran calidad humana y gestora hizo se fijara en él el gobernador, quien lo nombró prior administrador de la Inclusa. En 1860 fue nombrado director del Hospital General y en 1865 director de la Casa de Misericordia, además del Hospital Psiquiátrico.

La fundación por el padre Gili de la congregación de las Agustinas Hermanas del Amparo (1859) «fue debido a la necesidad de ayuda para atender la gestión de los distintos centros encargados paor la Administración». concluyó Soledad Antolín.