Sebastià Gili. | Ultima Hora

TW
0

El papa Francisco firmó el miércoles pasado el decreto en el que se reconocen las ‘virtudes heroicas’ del sacerdote artanenc Sebastià Gili Vives (1811-1894), fundador de la Congregación de las Agustinas Hermanas del Amparo, y lo que supone un primer paso en el proceso para su beatificación.

Francisco firmó este decreto, junto con otros, tras mantener una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos. El sacerdote, que nació en Artà y falleció en Palma, dedicó su vida a los enfermos y necesitados y llevó a cabo una serie de reformas encaminadas a dignificar la vida de estas personas, según su biografía publicada por la Real Academia de la Historia.

En 1859, fundó la Congregación de Agustinas Hermanas del Amparo, «con el objeto de tender una mano al necesitado sin acepción de personas» y «de 1844 a 1868 participó activamente en el proceso de consolidación y vertebración de las instituciones de beneficencia de Mallorca». El 31 de diciembre de 1997 el Ayuntamiento de Palma proclamó Hijo adoptivo a este eclesiástico tradicional, abierto al mundo moderno y a sus necesidades. Además, el Consistorio le dedicó una calle de nueva construcción en la barriada de La Vileta, que lleva por nombre de Carrer del Canonge Sebastià Gili.

Etapas del proceso

El camino hacia la santidad tiene varias etapas: la primera es ser declarado venerable siervo de Dios, la segunda beato y la tercera santo. Venerable siervo de Dios es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce «haber vivido las virtudes de manera heroica». Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión, como este caso, y para que sea canonizado, es decir, hecho santo, se precisa un segundo milagro obrado «por intercesión» después de ser proclamado beato.