Las personas que participan del experimento deben decidir qué harán si un tranvía corre fuera de control por una vía. Cualquier elección tiene un coste. En el dilema original cinco personas han sido atadas a la vía por un filósofo malvado. El posible accionar un botón que desviará el tranvía por una vía diferente en la que hay atada una sola persona. Deben responder a la siguiente pregunta: ¿Debería pulsarse el botón?
Este y otros problemas similares han sido tratados tradicionalmente en derecho penal y se tienen en cuenta a la hora de redactar códigos penales y civiles. En el dilema del tranvía si el 90 % de sujetos decide pulsar el botón a sabiendas de que una persona que estaría a salvo si no interviniesen morirá. Justifican sus actos con el argumento de que salvan cinco vidas a cambio de una. Si no apretaran el botón dejarían que el mal (la muerte de cinco personas) ocurra.
El neurocientífico Joshua Greene, uno de los muchos que han estudiado el fenómeno, sostiene que al pulsar el botón se activan zonas del cerebro relacionadas con las emociones, mientras que si no se oprime intervienen zonas del cerebro relacionadas con el razonamiento.
El experimento es tan famoso que incluso se comercializa un juego de mesas sobre dilemas morales que lleva su nombre.
1 comentario
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
La foto de la recreación del futuro tranvía de Palma es cachondeo? Ya han dicho los ineptos que nos gobiernan que prefieren no hacerlo aunque la ciudad lo necesite porque no lo planificaron ellos.