Una paciente en una sesión de rehabilitación. | Daniel Espinosa

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En los últimos cinco años ha aumentado un 20% el número de pacientes con esclerosis múltiple, según los datos recopilados por la Sociedad Española de Neurología (SEN) y hechos públicos con motivo, hoy, del Día Nacional de la Esclerosis Múltiple, una enfermedad crónica, inflamatoria y desmielinizante del sistema nervioso central.

Sin embargo, lo que podría ser una mala noticia se debe a que «ahora es más fácil de diagnosticar», señala la presidenta de la Asociación Balear d’Esclerosi Múltiple (ABDEM), Isa Gayà. «Cada vez hay pruebas clínicas más específicas que se hacen cuando se detectan los síntomas que podrían estar relacionados con la esclerosis», explica.

El diagnóstico coincide con el de la SEN, que señala que al menos parte de este incremento se puede atribuir a un mayor conocimiento de esta enfermedad por parte de la sociedad. De hecho, hace años la esclerosis múltiple , conocida como la enfermedad de las mil caras, era muy desconocida. «Puede debutar con muchos síntomas y diferir mucho de una personas a otra», añade Gayà, quien señala que, más allá de una discapacidad física puede haber problemas visión, depresión, dolor crónico u otros síntomas invisibles «que no se asociaban de la forma en que ahora se hace».

Y como en todas las patologías, la detección precoz es importante a la hora de iniciar un tratamiento y evitar su avance, «hacen que las tasas de brotes sean menores». Por otra parte, incide Gayà, «cada vez hay más fármacos para los diferentes brotes con que debuta la esclerosis».

Hay dos formas clínicas para esta patología, la remitente recurrente que va por brotes (y está detrás del 80 % de los casos) y la primaria progresiva que es continua y «es una debacle porque no hay tratamiento más allá de frenar la rápida progresión». Cuando los pacientes experimentan la enfermedad en forma de brotes, padecen episodios de déficit neurológico a lo largo de días o semanas, que remiten espontáneamente pudiendo dejar secuelas.

En el segundo caso, el déficit neurológico es permanente, de evolución lenta, pero progresiva. El incremento de diagnósticos no se ha dado en este tipo de casos algo que desde la Sociedad Española de neurología achacan a la ausencia, hasta hace muy poco, de tratamientos que modificaran su forma evolutiva. Sin embargo esto podría cambiar. Actualmente, el origen de esta enfermedad neurodegenerativa se explica como el resultado de la interacción entre distintos factores ambientales en personas genéticamente predispuestas.