Fallece el empresario Francisco Javier Cabotá. | SEBASTIA AMENGUAL

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Francisco Javier Cabotá Sainz (Palma, 1950), el hombre que transformó el Passeig Marítim de Palma, falleció el viernes a los 73 años de edad. El promotor inmobiliario dijo adiós rodeado de su familia y deja atrás una significativa trayectoria empresarial, especialmente en el sector de la construcción.

Cabotá, un apasionado de la arquitectura y la modernidad, estuvo también estrechamente vinculado al mundo del deporte. Fue vicepresidente y accionista del Real Mallorca durante la presidencia de Miquel Contestí y mecenas y presidente del Voleibol Palma.

Hijo de un pintor y casado con Carmen Samper Guillén, cursó estudios de peritaje mercantil, pero su gran interés siempre se decantó hacia el sector inmobiliario. En 1978 fue nombrado director de Bahía Azul y se le encomendó finalizar la urbanización, que atravesaba por serias dificultades económicas. Su estancia profesional en Mónaco (1980-82), como el propio Cabotá había explicado en varias entrevistas, resultó inspiradora y determinante para sus futuros proyectos empresariales.

La arquitectura de Montecarlo cautivó a Cabotá, que no tardó en intentar aplicar su modelo en Palma. Tras su regreso a la Isla adquirió viejos edificios y solares del Passeig Marítim y su visión, esfuerzo y tenacidad permitieron transformarlo prácticamente por completo.

A través de Orisba desarrolló diversos proyectos importantes, incluyendo la urbanización Maioris Decima, Puig de Ros y el Golf Maioris. Su proyecto de crear una universidad privada nunca llegó a ver la luz.

El velatorio de Javier Cabotá será este lunes en el Tanatorio de Palma y el martes tendrá lugar una misa en la parroquia de Sant Magí.