María, Camila y Antònia, durante la formación en el centro de estudios ubicado en Kunkujang, Gambia. | Angie Ramón

TW
3

Ami Sabally, de 22 años, persigue un sueño: convertirse en ginecóloga para ayudar a la gente de su país, Gambia. Sentada en la esquina de un aula con las gafas de sol puestas, es una de los 43 alumnos que la pasada semana participaron en una formación sobre curas, lavado de manos y desinfección por parte de un grupo de sanitarios y médicos mallorquines de la Fundación SOM.

Las enfermeras mallorquinas Caterina Martí, Antònia Garau Matheu, Camila Barbera y María Ramos, y el médico de familia Xavier Julià, abrían el PowerPoint mientras los alumnos no dejaban de mirar aquello con lo que sueñan: ser sanitarios, como Ami Sabally. O como Joan Ife Enebeli, de 34 años, que quiere ser matrona. Este centro de estudios se encuentra en Kunkujang, a 40 kilómetro de la capital de Gambia, Banjul.

El país acoge una gran variedad de centros de formación ante la imposibilidad para muchas familias de pagar la universidad. En este centro, los alumnos, de todo tipo de edades, estudian desde anatomía, salud pública, microbiología hasta tratamiento de infecciones. El temario es amplio; las salidas, escasas: «Cuando acabamos los estudios, no tenemos muchas posibilidades para trabajar», lamentó Ami Sabally. A la joven le gustaría estudiar Medicina en Canadá o en Inglaterra. De hecho, estos dos destinos resuenan entre algunos alumnos. Allí hablan inglés –Gambia fue colonia inglesa hasta 1965– y con la llegada de internet, es fácil hoy imaginar un destino en el que tengan oportunidades laborales. «En Gambia estudiar es muy caro, por eso hay un alto porcentaje de abandono escolar», denuncia la estudiante Joan Ife.

Durante tres días, las enfermeras y el médico mallorquines dieron lecciones de cómo curar una herida –el fuego es la principal razónde las quemaduras y motivo de acudir al centro hospitalario. Y un alto número de quemaduras se producen en niños–, cómo desinfectar material quirúrgico, cómo suturar una herida o, y no menos importante, el lavado de manos y la higiene. Los estudiantes no dejaban de preguntar por cosas que desconocían, pero también hubo espacio para el debate sobre aquello de lo que sí conocían y buscaban ampliar la información.

Las cartas

Una de las sorpresas fueron las cartas. La enfermera María Ramos tuvo la idea de proponer que, tras finalizar la formación de tres días, escribieran sus impresiones. Después de recopilar más de treinta escritos a mano, el resultado ha sido positivo: «En sus cartas destacaban el agradecimiento a la Fundación SOM por dedicar tres días a impartir clases para actualizar información sobre técnicas y cuidados de enfermería», explica esta enfermera.

Una buena acogida que les ha servido para su día a día. Es lo que relatan alumnas como Mariam Kandeh, de 22 años: «Escribo esta carta para expresar mi más sincero agradecimiento por enseñarnos estos días. He aprendido mucho». O Sawdatou, de 30 años: «Estoy muy contento de haberos conocido y de que hayáis venido al colegio a enseñarnos cosas muy interesantes». O Anna: «Me encantaría que vuestras clases se repitieran y volvernos a ver el año que viene».

Era la primera vez que la Fundación SOM que ha introducido en su proyecto una parte formativa. Tras el éxito, se plantean seguir esta línea para la próxima expedición.