Un 'raor'. | Europa Press - ENEKO ASPILLAGA

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Un grupo de investigadores del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) y del Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG) de Barcelona ha conseguido descifrar las piezas que conforman el código genético del 'raor', descubriendo que tiene más cromosomas que los humanos y carece de cromosomas sexuales.

Según han destacado las entidades investigadoras este martes en nota de prensa, este proyecto es «de gran impacto para la biodiversidad del territorio» y la conservación de la especie marina", y ha contado con la financiación de la Iniciativa Catalana para el Earth Biogenome Project, a través del Institut d'Estudis Catalans.

La investigación, que ha permitido obtener el primer genoma a escala cromosómica de esta especie, «supone un enorme paso adelante para entender el papel de la biología molecular en la conservación de los recursos pesqueros», han insistido.

En esta línea, han indicado que aunque el 'raor' es una especie conocida, es poco habitual que se hable de las características de comportamiento que hacen de ella una especie científicamente relevante.

Particularidades del 'raor'

El 'raor' incorpora a su comportamiento cronotipos, es decir, preferencias individuales por los horarios en los que realizan sus actividades diarias, hecho que hace que haya 'raors' activos a una hora más temprana que otros.

Además, se ha observado que tienen ciertos comportamientos sociales, donde los machos más agresivos defienden enérgicamente grandes parcelas de fondo arenoso, que incluyen los territorios más pequeños de las hembras de su «harén».

Estas peculiaridades comportamentales, continúan los expertos, están codificadas genéticamente tanto en humanos como en el resto de animales. Al respecto, han añadido que, en una especie explotada por la pesca como el 'raor', el hecho que determinados comportamientos tengan una base genética puede resultar en la eliminación de ciertas variantes genéticas en las poblaciones naturales que pueden comprometer su futuro.

Las poblaciones con poca diversidad genética tienen menos resiliencia y es en este punto donde entran en juego los estudios genéticos para garantizar el futuro del raor. «Conocer mejor qué características comportamentales y genéticas afectan la vulnerabilidad puede ser muy útil a la pesca para diseñar medidas en el ámbito de la conservación y asegurar el futuro de esta especie», ha explicado el científico del Imedea Josep Alós, quien ha matizado que, «desgraciadamente, el código genético del 'raor' no estaba disponible para evaluarlas».

Con todo, gracias a la financiación proporcionada por la CBP, el Imedea y el Centro Nacional de Análisis Genómico han trabajado conjuntamente para conseguir descifrar el código genético del 'raor'. A través de este estudio, liderado por el Equipo de Ensamblaje y Anotación del Genoma del CNAG y el Laboratorio de Ecología de Peces del Imedea, se ha conseguido obtener la información genética contenida en los 24 cromosomas que tiene el 'raor'.

De este modo, se ha descubierto que tienen un cromosoma más que los humanos, a pesar de que la medida total de su genoma es más reducida. Su información genética se encuentra codificada en aproximadamente 780 millones de unidades de información genética, mientras que en humanos se ha estimado en 3.200 millones.

Otra peculiaridad interesante de esta especie es su carencia de cromosomas sexuales. A los humanos, el sexo se atribuye en función de la combinación de dos tipos de cromosomas -XX para mujeres y XY para los hombres-. En cambio, los 'raors' no tienen esta diferencia cromosómica, puesto que son hermafroditas secuenciales, es decir, nacen con sexo femenino y pasados unos años se convierten en machos.

Este cambio está regulado por varios factores genéticos que cambian en un momento determinado de la vida del individuo y están relacionados posiblemente con factores internos de crecimiento y externos, como puede ser la ausencia de un macho dominante a su grupo social. La investigadora responsable de este proyecto, Margarida Barceló, ha enfatizado que «toda esta nueva información abre las puertas a muchos descubrimientos emocionantes». Por ejemplo, permitirá entender mejor cómo están conectadas genéticamente las diferentes poblaciones de 'raors' en las Islas, ha incidido.

Igualmente, según ha precisado, permite determinar si se trata de poblaciones aisladas o si existen conexiones a través de las corrientes marinas. Además, este conocimiento ayudará a evaluar el estado de conservación a nivel genético de las zonas donde se practica una pesca más intensa en comparación con zonas protegidas, como las Reservas Marinas. Esto, a su vez, dará herramientas para ofrecer asesoramiento a la administración para asegurar una gestión sostenible de la pesca tan popular del 'raor'.