Filippo Grey. | Click

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Filippo Grey es escritor de literatura erótico-fantástica. Su último libro, presentado en la Nit de l’Art en un sex shop, tuvo una gran aceptación por parte del público. Aparte, es persona amable y muy jovial. Y mientras pudo, deportista cien por cien. Y decimos mientras pudo, pues un mal día, a causa de la esclerosis múltiple, su vida cambió. Dejó de andar para sentarse en una silla de ruedas en la que, desde entonces, prácticamente vive. Y también tuvo que dejar de lado otras muchas cosas, entre ellas una relación sentimental que desde el comienzo iba siempre por el buen camino. Sí, muy a pesar suyo, pero no queriendo sacrificar una vida al lado de la suya, la liberó. Habló con ella, la convenció de que a su lado la vida iba a ser distinta a como la habían planeado y…. Pues que no estaba dispuesto a que ella conviviera con un discapacitado, y que compartiera con él los muchos o pocos problemas que su nueva situación conllevaban. Así que abrió la jaula maravillosa en la que vivían, y la animó a que volara sola… O con quien le placiera. «Eso no significó que entre nosotros siguiera, y sigue, habiendo una buena amistad».

Dicho lo cual, Filippo, en nombre de muchos discapacitados como él, quiere pensar en voz alta. Contar cómo se vive la vida en la ciudad, en este caso Palma, desde una silla de ruedas. Y decide hacerlo imaginándose que tiene frente a si a la presidenta del Govern, Marga Prohens «para mi la máxima representante de la Comunitat, Consell y numerosos ajuntaments, en los que gobierna el PP, que es el partido que lidera, entre ellos, Palma, en donde vivo yo, y otros como yo. Y me imagino que la tengo delante para decirle unas cuantas cosas, a fin de que reflexione sobre nosotros y nuestras circunstancias. Sí, porque a lo largo de las campañas electorales que he vivido, los candidatos a algo, prometen muchas cosas a los distintos estadios de la sociedad, pero pocas veces he escuchado que prometan algo a los discapacitados, a gentes como nosotros, respecto a lo que nos vamos a encontrar en la calle a nada que la pisemos. Por eso quiero llamar su atención. Hacerle saber que aunque seamos un colectivo silencioso, estamos ahí, rodeados de demasiadas barreras, cada vez más, que nos impiden siquiera desplazarnos a nuestra manera, sobre la silla de ruedas, que nada tiene que ver a hacerlo por su propio pie. Y se lo dice una persona que durante muchos años pudo andar, por lo que, ahora que no puede, ve más que otros que esas barreras son cada vez numerosas e inaccesibles, lo cual dificulta nuestras vidas».

A Filippo nos lo hemos encontrado en Blanquerna. Le acompaña su madre, con la que va a asistir a una obra de teatre de barra, que se celebra en dos de los bares de dicha calle. Nos sentamos sobre el banco de piedra, al lado de su progenitora, mientras él se queda delante de nosotros, de espaldas al carril-bici, cuyo tráfico a esas horas de la tarde-noche es intenso.

-Estamos en una calle peatonal, y ya ve. Este carril-bici, no solo intranquiliza a las personas, como yo, discapacitadas, sobre todo si tenemos que cruzar la calle, como debe de ser un problema para los invidentes, que los hay que vine en ella, y que no ven las líneas del carril-bici, o para las personas mayores, o para los que se sientan en las terrazas de los bares, a medio metro de su señalización. Pero es que esos peligros tienen lugar, no solo en esta calle, sino en otras, también peatonales.

-Pues si le parece, vayamos por partes, empezando por los patinetes y las bicis, los carrilbici y las vías peatonales, con y sin carrilbici.
-Pues sí, los patinetes, las bicis y vehículos varios, imposibilitan la circulación de peatones, y ya no hablemos de nosotros, por calles peatonales, como la citada Blanquerna. O como en la calle Marqués de Fontsanta, que se parece más a una autopista que a una calle, donde resulta prácticamente imposible pasear. O en la calle Oms, otro circuito de carreras. O calle Sant Miquel, peatonal también, pero llena de bicis y patinetes, yendo y viniendo a su bola. Calles peatonales en las que si las personas de a pie se encuentran con obstáculos que les pueden salir desde cualquier sitio, imagínese lo que es para nosotros el tener que circular por ellas en silla de ruedas.

-Pues por lo que vemos, la respuesta de las autoridades ante estas circunstancias adversas para los ciudadanos en las calles que son peatonales, es el silencio…
-Sí, el silencio, o bien excusándose diciendo que los patinetes no son de su competencia, por lo que no pueden hacer nada. Sin embargo, por una pandemia, en la que tampoco se podía hacer nada, nos tuvieron encerrados en casa durante muchos meses. Por eso me pregunto que ¿por qué no ponen orden en todo este desbarajuste? Es como cuando dicen que van a limpiar las pintadas de las paredes, limpiar las calles, arreglar las aceras… Pero lo cierto es que pasan los días, las semanas y los meses y todo sigue igual, sino peor… ¿Por qué? Pues porque los que mandan, sean del color que sean, no salen a la calle, no hablan con la gente… Por tanto, no ven el problema tal cual es. Y no lo hacen ni ellos, ni sus ayudantes, ni sus asesores, ni sus coordinadores de zona… En cambio hablan de construir museos, polideportivos….

-¿A qué otras barreras se enfrentan, a diario, los discapacitados en silla de ruedas?
-Mire, lo que no entendemos los discapacitados en general, es que las aceras con ladrillos levantados, o levantadas por las raíces de los árboles, o con bordes insuperables para una silla de ruedas, sea a mano, sea eléctrica, o rampas imposibles de subir, o pasos de peatones y sitios de acceso común, sean las primeras barreras arquitectónicas que nos encontramos en Palma. Luego, añadan la acumulación de gente en determinadas calles, que sí, que nos visite gente significa prosperidad, pero algo se tendrá que hacer para los que tenemos una movilidad reducida podamos movernos entre esa masa, pasear sin problemas entre ella… Y si encima le metes de por medio un carril bici… Pues que no lo veo normal.

-Señálenos otros puntos conflictivos para ustedes….
El desplazarse en los buses de la EMT. Sí, en los buses municipales. Y digo que es un problema viajar en ellos, porque en ocasiones he tenido que cambiar hasta tres veces de línea porque no funcionaba la rampa de acceso para sillas de ruedas. Será fortuito a lo mejor, pensé. Pero como usuario PMR (persona con movilidad reducida) del servicio público, que al menos una o dos veces a la semana me pase el incidente de la imposibilidad del uso de la rampa, no es normal. Como tampoco lo es que estacionen en lugares inaccesibles al uso de la misma. Pero es que tampoco se libra el TIP, que si bien ha solucionado el uso de la rampa con un monta cargas, no ha contemplado qué sean varios los usuarios de silla de ruedas en el mismo trayecto, lo que inhabilita a que sean más de dos los usuarios de silla de ruedas en el mismo viaje. Por último, y en esta triste novela fantástica que escribo a diario a nada que pongo las ruedas de mi silla en la calle, he de mencionar a los trenes. No entiendo que sólo sea uno el vagón destinado a las sillas de ruedas. Eso por una parte, por otra, han cambiado el uso de las rampas por plataformas… Plataforma que en muchas estaciones no encajan con el andén, es decir, como las del Pont d'Inca y Santa María, lo que ha lugar un escalón insuperable para muchas sillas de ruedas, que se convierte en un riesgo de caída para todas lo que lo intentan, lo qué obliga a ir siempre acompañado de una segunda persona… O pedir ayuda a otro pasajero para subir o bajar del vagón.

Una preguntita más. ¿Cómo están los servicios para discapacitados en los establecimientos?
-En líneas generales, los hay en casi todos esos lugares, me refiero a bares, restaurantes, hoteles, edificios públicos, pero no todos están en buenas condiciones. Es decir, que hasta en eso estamos discriminados. Por eso le pido a la presidenta Prohens que piense más en nosotros. Y que, como presidenta de la Comunitat que es, haga pensar a los demás que tiene mando en municipios, que nos somos invisibles, sino personas bien a la vista.