Joan Mateu Parra posa en la localidad de Bunyola. | Jaume Morey

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Rezuma vocación y oficio de fotoperiodista, una profesión que le apasiona y le permite «vivir de ella, que no es poco», admite Joan Mateu Parra (Bunyola, 1996), que en la actualidad trabaja como Freelance y colabora para medios como AP o La Vanguardia. Acabados sus estudios de Arte y Diseño en la Universidad Autónoma de Barcelona, este intrépido bunyolí probó fortuna en medios de la ciudad condal, pero fue el prestigioso Emilio Morenatti y el nexo del Procés los que cambiaron su trayectoria.

«Generamos una buena relación, de confianza. Además, yo sabía cómo y dónde moverme en aquellos días y eso lo valoró», teniendo continuidad con la pandemia, «publicando fotos en el New York Times incluso», además de en otros medios de prestigio. Y de nuevo Morenatti apareció para, al ganar el Pulitzer, abrirle las puertas de Open Arms, la ONG que ha captado la atención del mundo rescatando y asistiendo a inmigrantes «en situaciones límites», refiere Mateu, en aguas del Mediterráneo.

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El fotoperiodista, durante el encuentro con 'Última Hora'. Foto: Jaume Morey

Como Freelance, pero relacionado con AP, se embarcó en la Navidad de 2020, «unas fiestas que iban a ser diferentes y raras por la pandemia. Fue mi primera experiencia y repetí en junio de este año», recuerda Joan, quien reconoce que «estar en el Open Arms te permite ubicarte en primera línea, acceder a un tema importante y da prestigio. Mi misión allí es plasmar lo que pasa, aunque a veces resulta duro y crudo», confiesa, dentro de una oportunidad en la que «valoras más lo personal y lo profesional incluso que lo económico».

Una de las imágenes cedidas por Joan Mateu Parra para este reportaje. Foto: Joan Mateu Parra
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Formando equipo con su amigo y compañero Joan Giralt, ha vivido en alta mar «experiencias imborrables, de todo tipo», recordando rescates en plena Navidad y el «no parar de junio», en una labor de «asistencia, comprobación del estado de las embarcaciones hasta que llegan las autoridades», recordando días de verano «con hasta cinco asistencias» a barcas «que llevan entre 150 y 300 personas y vuelcan con mal tiempo, o se hunden», señalando la aparición de embarcaciones metálicas «que se hunde rápidamente».

Mateu refiere que los rescates únicamente se producen «en casos extremos, sino hay guardacostas», y admite que «no he vivido situaciones límite. Mi labor es cubrir este trabajo y darle visibilidad, mostrar qué pasa a las autoridades y la ciudadanía, pero estamos preparados para intervenir si toca», prosigue.

Una niña sonríe abrazada por su madre. Foto: Joan Mateu Parra

Al principio fue «difícil asumir algunos momentos o vivencias», aunque reconoce que, en ocasiones, «aunque parece violento, hay situaciones más difíciles de cubrir en tierra, como un desalojo», siendo en ocasiones los propios inmigrantes conscientes de que «saben que protagonizan algo noticiable», aunque «resulta complicado» y tienes que tener «ese instinto para captar el momento y la imagen, aunque siempre tienes algo que mostrar».

Varios inmigrantes, protegidos con chalecos salvavidas. Foto: Joan Mateu Parra

Admite que, «a veces, psicológicamente, vives momentos duros, pero sabes que puede pasar algo, y resulta complicado a veces estar tanto tiempo en alta mar si no estás acostumbrado, pero forma parte del oficio», reseña Joan Mateu Parra, fotoperiodista mallorquín que ha estado en otros focos informativos como Senegal o más recientemente Ucrania, «cubriendo el éxodo» al inicio de la invasión rusa.