El presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, durante la entrevista con este diario. | Pilar Pellicer

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Llorenç Galmés (Santanyí, 1983) sigue manteniendo esa cercanía que se le presupone a quien ha sido alcalde de un pueblo. Atiende a este diario en su despacho para valorar el camino que ha seguido para llegar a la presidencia del Consell de Mallorca y los retos inmediato y futuros que deberá afrontar.

¿Cómo han sido sus tres primeras semanas de gobierno?
—Nos hemos encontrado con proyectos anunciados que no están ni empezados, como el tramo I del segundo cinturón, pese a que el Pacte llevaba ocho años gobernando. Lo único que hay es un proyecto que dejó acabado el PP en 2015, que tocó Mercedes Garrido (PSIB) y no terminó. Lo mismo con la reforma de Ca l’Ardiaca o el Sindicat de Felanitx o el museo subacuático.

Los atascos se intensifican cada año. Además de párquings disuasorios, ¿prevén fijar un tope de vehículos para descongestionar?
—Queremos mejorar el transporte público para desatascar Mallorca. Debemos recibir las competencias de movilidad, pero con recursos y personal suficientes. Cladera ha tenido un director insular de Mobilitat aunque no tuvieran competencias, por eso hemos eliminado este cargo. Acabaremos las rondas de Sencelles o Inca, donde el PI y PSOE, que son los que gobiernan, lo piden; no es una cosa del PP. Esta legislatura encargaremos un estudio de carga de vehículos que puede haber en la Isla, como se hizo en Eivissa. Con datos podremos valorar qué hacer.

La DGT dice que el bus-VAO agiliza el tráfico, a pesar de que continúe habiendo atascos en hora punta. Dicen ir más allá de la ideología, ¿renunciarían a quitar el carril si los técnicos así lo establecen?
—Todos los datos que tenemos, que fueron encargados por el Pacte a una consultora privada, demuestran que el carril ha fracasado. Es una chapuza de la izquierda que ha provocado más atascos y ha congestionado otras vías. Los datos de la DGT son de un momento muy concreto y les faltan mucha información. Por eso, estamos preparando un informe para que vean que este carril no funciona.

Nunca ha habido más turistas que ahora, pero quitarán el tope de plazas. ¿Qué estrategia seguirán?
—Estamos orgullosos de que el turismo sea el principal motor económico y queremos que sea sostenible y de mayor calidad. Somos consciente de que no podemos crecer de manera ilimitada y, por eso, se requiere la bolsa de plazas de 2019, que aprobó la izquierda. Esto dará seguridad jurídica y la posibilidad de aumentar la competitividad. También perseguiremos la oferta ilegal, aumentado el número de inspectores y de personal que tramita las sanciones. Nos hemos encontrado muchas que no se tramitan por falta de manos.

Palau del Consell
El presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, posa en el palacio de la institución insular.

Criticó el número de cargos que tuvo el Pacte, pero su gobierno tiene solamente uno menos. ¿No le parece incoherente?
—Durante cuatro años ha habido gente que no ha tenido ninguna responsabilidad ni competencia, como el director insular de Mobilitat, y no sabían qué hacer. También los había que no estaban preparados. Hemos hecho modificaciones para atender a las necesidades reales. Hemos eliminado la de movilidad porque no tenemos todavía las competencias, y hemos creado otras dos de menores por el problema de las menores tuteladas. Es verdad que tenemos una dirección insular menos, pero hemos reforzado los departamentos y quitado la carga superflua. Unificar los departamentos de Territori y Mobilitat i Infraestructures nos permite ahorrar medio millón en cuatro años.

Los resultados del 23-J han penalizado los pactos del PP con Vox. ¿Se arrepiente de haber pactado con ellos?
—Hemos vuelto a ser la fuerza más votada en todas las Islas y en España, hemos ganado las elecciones. Aquí no nos han penalizado, se ha consolidado el cambio. El pacto con Vox en el Consell da estabilidad, sale de la voluntad de las urnas y viene a dar solución a los problemas. Por muchos que la izquierda diga, está pensado en los intereses de los mallorquines y esta institución. Quieren hacer creer que nos han dirigido desde fuera, pero no es así.

En el Govern no han querido tener consellers de Vox, pero en los consells de Mallorca y Menorca, sí.
—Los números no bastaban, aquí no era suficiente con la abstención. El PSIB y Més no quisieron abstenerse. Estoy cómodo con el pacto con Vox, somos un único cuerpo, un equipo cohesionado con 185 propuestas consensuadas. Los insultos que hemos recibido antes de poder mostrar nuestra capacidad de gestión, quedarán diluidos en el tiempo. Cuando me paseo por los pueblos, la gente dice que el comportamiento de Cladera demuestra que no ha sabido perder y que la gente no la quiere como presidenta. Insultar por insular sin antes de llegar, no se entiende.

Efectivamente, le llamó «mentiroso» por gobernar con Vox y dijo que «nace como un presidente débil» por ello. ¿Qué le responde?
—(Ríe). La reto a que saque unas declaraciones mías afirmando que no pactaría con Vox. Salíamos a ganar, como hicimos, pero no bastaba y buscamos una alternativa que diera estabilidad y la posibilidad de traer el cambio a Mallorca. Este gobierno no retrocederá en derechos, iremos en contra de los comportamientos machistas y apoyaremos los dos idiomas oficiales para que todo el mundo se exprese en libertad, porque ha habido una imposición de una lengua sobre otra.

La diferencia es que una lengua, el catalán, está minorizada.
—Pero nosotros la queremos defender, igual que la otra. Es una riqueza que hay que potenciar. No quitamos ninguna dotación económica ni premio literario, añadimos otro en castellano porque así nos lo piden. La administración tiene que contestar en la lengua en la que se le requiere, sin imposición. Para nosotros la lengua no es una cuestión de enfrentamiento.