Marga Sendín, Susanna Sciacovelli, Pedro Más, Marcial Rodríguez y Clara del Moral, ayer, momentos antes de jurar sus cargos en el Consell. A la derecha, Sciacovelli, la nueva directora para la Demanda y Hospitalidad.

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Legislatura nueva, mimbres nuevos, estrategias ad hoc y caras diferentes entre los responsables de Turisme en el Consell y el Govern. No va a ser lo mismo durante los próximos cuatro años, porque cada institución tiene más que claro y definido lo que puede y no puede hacer. La concurrencia de departamentos queda en el olvido y ahora se afronta una etapa en la que toda la cadena de valor turística de BalearEs y Mallorca tendrá que ponerse las pilas. Contemporizar con medidas políticas para recibir subvenciones, léase créditos ICO, o ayudas procedentes de los fondos europeos Next Generation, ya no es el camino.

Las estrategias empresariales y de las instituciones en materia turística van a variar de forma sustancial, pero todavía hay muchos interrogantes sobre la Fundació Mallorca Turisme, la Escuela de Hostelería, la Agencia de Estrategia Turística de les Illes Balears (AETIB), la regulación del alquiler turístico vacacional, la modernización hotelera y, ante todo, saber cómo se va a estructurar la nueva Llei de Turisme que tiene que pergeñar el conseller Jaume Bauzá con su mano derecha, Josep Aloy. Se avecina un semestre movido en el que se quiere poner orden al desorden que imperaba hasta la fecha y en el que se intentará, a priori, mantener aquello que funcionaba. No se puede hacer tabla rasa del pasado y hay que aprender de los errores.

El conseller insular de Turisme, Marcial Rodríguez, ha completado un equipo poliédrico y dispar, pero tiene en Susanna Sciacovelli y en Clara del Moral los puntales claves para dilucidar la estrategia ferial, la promoción, los productos desestacionalizadores y todo lo relacionado con la ordenación, inspección y la bolsa de plazas turísticas. Muchos frentes de actuación donde habrá alguna que otra trinchera de polémica y enfrentamiento. Gobernar implica esto, mojarse y marcar hojas de ruta. Sorprende, una vez más, el silencio de los grandes empresarios turísticos de las Islas, aunque es cierto que las llamadas telefónicas han estado al orden del día. La presidenta Marga Prohens y el del Consell, Llorenç Galmés, confían en sus equipos y en los responsables en materia turística. Pase lo que pase el 23-J, hay que seguir adelante.

El sector turístico, léase toda la cadena de valor productiva que la compone, espera la toma de decisiones valientes para acabar de raíz con el turismo de excesos, la saturación no hotelera y los mensajes confusos. El próximo año será la prueba del algodón del primer balance. Esperemos que no haya prepotencias ni más veleidades.