Jaime Vázquez posa para este diario y sujeta su última novela. | R.L.

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El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto en 1947 es considerado el acontecimiento arqueológico más importante del siglo XX. Los documentos contienen los textos más antiguos de la Biblia hebrea, y una amplia colección de escritos que describen el contexto social, político y religioso que se vivía en Jerusalén durante los orígenes del cristianismo. Jaime Vázquez Allegue, doctor en Biblia y doctor en Periodismo, profesor del CESAG y colaborador de Ultima Hora, ha publicado un nuevo libro: «Los manuscritos del Mar Muerto. La fascinante historia de su descubrimiento y disputa». Meses después del descubrimiento, David Ben Gurión proclamaba la creación del Estado de Israel (el pasado 14 de mayo se cumplieron 72 años). El mismo día que se inicia el conflicto más longevo de la historia reciente: la lucha entre palestinos y judíos por la propiedad de la tierra que comparten.

Otro libro sobre los manuscritos del Mar Muerto. ¿en qué se diferencia de los otros?
—Sí, otro más. Bueno, he escrito trece libros, pero no todos son sobre los manuscritos. Tengo una Guía de la Biblia, un Diccionario de hebreo-español. ¿En qué se diferencia? En que en esta ocasión pretendo reconstruir la historia del descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto que tuvo lugar en 1947 de forma novelada. Algunos lo consideran la narración los hechos tal y como sucedieron. Otros, una novela histórica. Yo diría que se trata de una mezcla de géneros en donde, tanto en las páginas de ensayo como en la parte novelada, la narración reconstruye lo que sucedió con todo detalle. Diría que es un ensayo novelado.

¿Qué son los manuscritos del Mar Muerto?
—Los manuscritos del Mar Muerto son una colección de 800 manuscritos en hebreo y griego, sobre rollos de papiro y pergamino, escritos entre el siglo I a.C. y I d.C. por judíos que se retiraron al desierto de Judá, a la costa del Mar Muerto, para vivir en austeridad y estudiar la Biblia hebrea. El año 70 del siglo I d.C. fueron asesinados por los romanos. Antes de su muerte, ocultaron los rollos manuscritos en vasijas de cerámica que depositaron en cuevas que sellaron. Allí quedaron ocultos hasta 1947, cuando unos beduinos los descubrieron de forma casual. Estos manuscritos contienen las versiones más antiguas que se conocen de la Biblia hebrea (básicamente el Antiguo Testamento cristiano), comentarios a los libros bíblicos, textos apócrifos y otra literatura propia del grupo.

¿Qué pintan en toda esta historia los soldados que se ven en la fotografía de la cubierta del libro?
—Digamos que una de las grandes aportaciones de este libro es que, por primera vez, hemos conseguido establecer la conexión pendiente entre el acontecimiento arqueológico del descubrimiento de los manuscritos de 1947, con la creación del Estado de Israel que tuvo lugar el 14 de mayo de 1948. Una conexión en la que el físico judío Albert Eisntein, con motivo de su doctorado honoris causa por la Universidad Hebrea de Jerusalén, advirtió de la importancia de este descubrimiento como argumento histórico para demostrar al mundo que aquella tierra era propiedad de los judíos ya en el siglo I. De esta forma, el descubrimiento arqueológico, histórico y bíblico adquiría una motivación política que hizo que el hallazgo se convirtiera en una prioridad para el recién creado Estado judío.

¿Por qué nunca se había escrito una historia de este descubrimiento?
—Esa era la gran pregunta. Estoy convencido de que la clave estaba en encontrar un género literario que permitiera reconstruir los hechos de dos historias paralelas, la del descubrimiento de los manuscritos (1947) y la de la creación del Estado de Israel (1948). No era una tarea fácil. Para mí fue un reto que me propuso el editor, también historiador, Ricardo Artola, hijo de uno de los grandes historiadores españoles del siglo XX, Miguel Artola. Me llegó a decir que esta historia solo la podía contar yo, que llevo más de 20 años trabajando estos manuscritos. No sé si lo he logrado. Sin duda, lo he intentado y he disfrutado haciéndolo.

Los manuscritos, son importantes por lo que nos dicen del Antiguo Testamento pero, ¿y del Nuevo? ¿Qué tienen que ver estos documentos con Jesús?
—Nada y mucho. Nada, porque en los manuscritos no hay ninguna alusión a Jesús, ni a Juan el Bautista, ni a los primeros cristianos. Tampoco hay referencias a los escritos del Nuevo Testamento. Los autores de los manuscritos tenían una visión ortodoxa del judaísmo. Eran fundamentalistas para los que las autoridades religiosas del Templo de Jerusalén se habían vendido a los romanos. Pero, tienen mucho que ver, porque en ellos encontramos la más importante descripción de cómo era el judaísmo del cambio de era, cómo se vivía en Jerusalén en tiempos del segundo Templo, cómo era la vida en época de Jesús. Gracias a estos manuscritos hoy conocemos mejor a los fariseos, los saduceos, los escribas, los sacerdotes, los celotas, los sicarios, los esenios y tantos otros grupos judíos del momento. Lo cual nos permite entender mejor las respuestas a las preguntas que le hacen a Jesús y sus actuaciones en momentos clave de su vida.

¿Habrá una segunda parte?
—Y una tercera. Los manuscritos del Mar Muerto, como la literatura bíblica en general, son una fuente inagotable. He disfrutado escribiendo este libro como no lo había hecho con los anteriores. Prometo seguir.