La investigadora Marta Vallverdú. | Joan Guerrero

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«Los años sesenta fueron cruciales en los Països Catalans, sin esa efervescencia cultural, ¿dónde estaríamos ahora? Seguro que mucho peor», afirma la investigadora Marta Vallverdú, autora de Seixantisme. L’esclat cultural català dels 60, editado por L’Avenç y con prólogo de Julià Guillamon. La escritora presenta este jueves a las 19 horas en la Llibreria Quart Creixent el libro que sintetiza la última década prodigiosa de la cultura catalana.

«Faltaba un estudio global de la década», dice la autora, que aceptó el reto de hacerlo a petición del que fue su profesor, el histórico escritor Joaquim Molas (1930-2015). «Fue un momento de mucha intensidad, de rebeldía, donde se fusionaron catalanistas antifranquistas con el movimiento juvenil sesentero y la nueva izquierda. Todo eso animó a luchar contra la dictadura a través de la cultura y la lengua», comenta Vallverdú.

La Enciclopedia Catalana, revistas como Cavall Fort y la Nova Cançó, fueron fundamentales para llegar a un público muy amplio. Además, se difundían las diversas modalidades dialectales del catalán a través de autores como Raimon y Maria del Mar Bonet.

«El Seixantisme fue vital, pero no más importante que el Modernisme o el Noucentisme, ya que este último, en Catalunya, permitió sacar adelante el embrión de la Generalitat con la Mancomunitat», recuerda la autora. Estéticamente, ambos movimientos cree que fueron muy potentes, pero en el caso de los años sesenta esta dimensión no fue posible porque no había una administración que lo potenciara, y todo se hacía a través de donaciones de ricos que daban dinero por la cultural. «Todavía no había protección pública para impulsar políticas culturales», señala.

El impulso de la escuela, la música y la literatura en catalán producida en Catalunya, Balears y el País Valencià todavía perdura en la actualidad. Sin embargo, la escritora cree que los tres territorios ahora «van a la suya». Es algo que ha podido atestiguar durante la elaboración del estudio, porque dice que en Barcelona es muy complicado, por ejemplo, encontrar libros editados en Mallorca. Por ello, pide volver a recuperar esos vínculos entre territorios desde el activismo y la militancia cultural.