Turistas sentados en la terraza de un bar de Palma. | Jaume Morey

TW
3

El gasto turístico ha marcado un máximo histórico en los tres primeros meses del año: 968 millones de euros, un 24 % más que en 2022 y un 16,6 % más que el año con un mejor registro, 2018. Baleares se encamina hacia un nuevo récord en facturación (el año pasado se cerró con 800 millones de euros más que en 2019) y, lo que es más importante, con unos condicionantes más benignos que deberían asegurar una temporada con una mayor rentabilidad empresarial que la anterior.

La inflación persiste, pero su presión sobre los costes empresariales debería ser sensiblemente menor este año, especialmente en lo tocante al gasto energético. La histórica facturación del sector turístico el año pasado -17.350 millones de euros- se vio mermada por ese hándicap, pero el panorama actual es más halagüeño aun con la incertidumbre internacional.

Para el conseller de Model Econòmic, Turisme i Treball, Iago Negueruela, se cumplen los requisitos para que esta temporada sea más rentable. "Habrá que ir viéndolo pero parece que vamos hacia una temporada en la que sí podemos decir que vamos en la buena dirección y que va a aumentar la rentabilidad de nuestras empresas".

En ese sentido, el conseller ha destacado que el año pasado "la inflación cogió a las empresas con la negociación con los turoperadores para los paquetes vacacionales ya cerrada y por tanto con menos margen para repercutir los costes en los precios". Este año, por contra la negociación ha sido diferente. Además, ha señalado "la inflación va a la baja y sobre todo lo hace ahí donde se puede producir el mayor gasto, que es en el apartado energético, muy relacionado con las temperaturas".

Con todo, matizó que habrá que tener en consideración otros factores como el acuerdo en el convenio de hostelería para incrementar los salarios en un 5 %. "Todo tendrá que valorarse para hablar de mayor rentabilidad pero creo que vamos por buen camino".

Asimismo, el conseller ha destacado el hecho de que aumenten los ingresos sin necesidad de incrementar el número de turistas: han llegado 1,06 millones de turistas, por debajo de los 1,09 millones de 2019. Que el gasto siga subiendo sin aumentar las visitas, mantiene el conseller, refrenda los planteamientos que buscan priorizar la calidad sobre la cantidad. "Económicamente sería un disparate aumentar el número de turistas porque se perdería rentabilidad: bloquear las plazas turísticas obliga a las empresas a invertir en calidad y el que diga que hay que urbanizar la Serra de Tramuntana y llenarla de hoteles rústicos está incurriendo claramente en un error", ha aseverado Negueruela.