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Los siete principales partidos de las Islas se sometieron ayer al examen del mundo empresarial. La sede de la CAEB fue el escenario del no debate organizado por la patronal: cada uno de los candidatos dispuso de diez minutos para exponer sus programas y sus propuestas para solventar los problemas más candentes de Baleares. Dos horas y cuarto enfrentando discursos, de fuego cruzado entre los oradores y con un tramo final dedicado a responder las preguntas directas del auditorio. La presidenta de la patronal, Carmen Planas, trasladó una petición expresa a los candidatos de cara al escenario postelectoral. «Les pido que no ataquen a los empresarios».

El primer candidato en intervenir, Jorge Campos (VOX), se refirió a la coincidencia entre las claves programáticas de su partido y las necesidades empresariales que CAEB resumió en un documento entregado a todas las formaciones políticas. Así, Campos aseveró a los empresarios que «en la mayoría de cosas que reclaman estamos de acuerdo: ustedes son de Vox pero a lo mejor aún no lo saben». Abogó por suprimir «chiringuitos públicos» -incluida la televisión autonómica- y «subvenciones superfluas» a patronales, sindicatos y partidos. «Las empresas no necesitan subvenciones, sino que no las aten de pies y manos». También cargó contra el «adoctrinamiento ideológico» del sistema educativo y defendió la liberalización de suelo para crear vivienda. La «única» discrepancia con el mundo empresarial, indicó, los objetivos sostenibles de la Agenda 2030. «Van directamente en contra del tejido empresarial».

Antoni Costa (PP), habló de acabar con el «intervencionismo y el dirigismo» del actual Govern, derogar la moratoria turística y suprimir o minimizar impuestos de transmisiones patrimoniales y de sucesiones y donaciones. «El sector privado ha cumplido pero el público no; Baleares ha de ser lo que quieran los ciudadanos, no los políticos desde unos despachos», señaló para referirse a que aún no se ha recuperado el PIB previo a la pandemia y que el PIB per cápita «ha evolucionado a la baja en los últimos 20 años». Costa apostó por «construir las infraestructuras que se necesiten» para acabar con el problema de la movilidad y prometió «combate directo a la okupación». Por último, recogió una reivindicación del sector de la construcción: fraccionar las grandes viviendas del pasado para ganar plazas habitacionales.

Patricia Guasp (Cs) aprovechó sus diez minutos para incrustar su discurso en el centro político y distanciarse, en referencia a Vox y Podemos, «del retroceso, sentado en las dos esquinas de esta mesa; solo desde el centro con los lados se va a conseguir el progreso». Por contra, ofreció a Armengol y Prohens «llevarlas al siglo XXI, a Europa» en un salto a la modernidad que debe partir del cambio del modelo educativo. Guasp apostó por invertir el 3 % del PIB en innovación para diversificar la economía -«sin eso no se puede diversificar ninguna economía, quien les diga lo contrario está mintiendo»- y cargó contra la inseguridad jurídica y contra la ecotasa, que «ni es eco, ni es tasa: solo sirve para cuadrar cuentas». También exigió un REB «ilimitado y sin fecha de caducidad».

Josep Melià (PI), reivindicó una simplificación administrativa que solo puede llegar «acabando con la diarrea normativa». Subrayó que su partido «se quedó solo» en la defensa de la figura de la Declaración Responsable y abogó por recuperar el planteamiento inicial de la ecotasa, ya que «la defendemos pero no puede ser un cajón de sastre». Melià abogó por eliminar el impuesto de sucesiones hasta cuarto grado de parentesco y el de transmisión de patrimonio para una primera vivienda. También defendió la moratoria de plazas turísticas pero con matices, ya que subrayó que no se debe impedir el intercambio de plazas. Por último, criticó que se defiendan las políticas de vivienda actuales cuando el problema se ha agravado con el Ejecutivo al mando. «Es como el médico que dice que la operación ha ido bien, pero el paciente ha muerto».

Iago Negueruela (PSOE), defendió la gestión de las dos últimas legislaturas argumentando la creación de empleo, el aumento de contratos indefinidos y la reactivación económica tras la pandemia. «No se ha destruido tejido empresarial gracias a que se colaboró con patronales y sindicatos: nadie ha protegido tanto a nuestras empresas como estos gobiernos». Así, Negueruela reivindicó el diálogo social destacando la presencia en el acto de hoy del propio secretario general de CCOO, José Luis García, y presumió de que la estrategia de ir pactando con ambos lados de la mesa social «es lo que llevamos haciendo ocho años». Como asignatura pendiente de futuro destacó la formación, «el gran déficit de esta comunidad» y algo para lo que promete «grandes inversiones».

«Tener más turistas no ha significado tener más riqueza ni mayor bienestar social. Y cada vez hay más percepciones negativas de la gente que nos visita», señaló Maria Ramon (MÉS per Mallorca) para respaldar sus propuestas para la gestión de la masificación: incrementar la ecotasa «significativamente», hacer que se cobre en puertos y aeropuertos y perseguir la oferta ilegal. Aboga por una banca pública que ayude a impulsar la diversificación económica y por relocalizar la producción, además de por impulsar de manera decidida los procesos de la digitalización y la modernización empresariales. Tema vivienda: limitar la venta a no residente y topar el precio de los alquileres. Por último, criticó que Baleares sea «el único territorio no peninsular que paga el mismo IVA que el resto».

Por último, la candidata de Podem, Aurora Ribot, señaló que «la capacidad de carga turística ha sido superada», por lo que defendió la necesidad de «volver a las cifras de hace unos años». Con todo, añadió, la diversificación llevará un tiempo en el que será necesario «establecer canales prioritarios para el producto local» e «impulsar un plan de retorno para nuestra industria». «Sabemos que el turismo es nuestro motor económico, no tenemos intención de cambiarlo en tres días». Con respecto al problema de la vivienda, secundó la propuesta de Més de limitar la venta a no residentes. «Hay gente de todo el mundo que quiere tener aquí una segunda residencia; nuestros trabajadores han de competir con las grandes fortunas de todo el mundo». Otra reivindicación: «No puede ser que con el problema habitacional actual haya 70.000 viviendas vacías».