Un grupo de mototuristas, dirigiéndose hacia el faro de Formentor. | Finca Es Torrent

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A la sombra de otros segmentos turísticos ya consolidados va ganando fuerza uno que ha logrado movilizar a diferentes establecimientos hoteleros y otras áreas de la oferta complementaria. El mototurismo intenta hacerse un hueco, dentro de la dificultad logística que supone el trasladarse hasta Mallorca con motos de gran cilindrada que, individualmente o en todavía pequeñas caravanas, se dejan ver especialmente lejos de la temporada alta por nuestras carreteras.

El momento de asentamiento de esta perfil de visitante, prioritariamente centroeuropeo (Alemania, Francia, Suiza...) aunque también con presencia de mototuristas llegados de otras regiones de España, impide tener unas cifras fiables, aunque sí que los sectores que trabajan en su desarrollo empiezan a observar el peso de una oferta latente y que atrae a un visitante de medio o alto poder adquisitivo, que busca un producto exclusivo y diferente.

Y que, en el caso de grupos, se concentra en grandes establecimientos hoteleros, aunque son cada vez más los agroturismos y establecimientos de interior los que han encontrado a potenciales clientes en el mototurista, adaptando sus instalaciones a sus necesidades, aunque especialmente a las de las motos, además de asociarse con empresas de alquier de esos vehículos a motor y alta gama para ofrecerlos a sus clientes en caso de no desplazarse con ellos hasta la Isla.

Es el caso del hotel rural Finca Es Torrent, ubicado entre Campos y sa Ràpita, que ha recibido «principalmente a alemanes y españoles», explica Coloma Bujosa, una de sus responsables, quien remarca que el mototurismo es una apuesta «que llevamos poco tiempo desarrollando, especialmente porque mi marido y yo somos moteros. Y, aunque es difícil arrancar, hemos tenido clientes a los que ofrecemos rutas diferentes a las habituales, por el Pla, pues es un visitante que se mueve mucho». Su establecimiento, además, posee un espacio reservado para guardar las motos, ofertando la posibilidad de alquilarlas ya en la Isla.

Dos motos, estacionadas en el hotel rural Finca Es Torrent, en Campos. Foto: Finca Es Torrent

En una línea similar se expresa Aina Salas, al frente del establecimiento de turismo interior Son Sant Jordi, en Pollença, quien resalta «la aparición de este tipo de cliente», aunque deja claro que sigue siendo una pequeña parte del global. «La mayoría son locales, e incluso gente de Menorca. Y principalmente vienen a recorrer la Serra», explica, a la vez que refiere los servicios de alquier de motos que desde el hotel se ofertan a los visitantes como extra.

Otras instalaciones hoteleras poseen servicios adaptados al mototurista, aunque los grandes grupos ya optan por establecimientos de mayor capacidad y en los que no existe una atención tan detallada hacia ese perfil de visitante que, de una manera diferente a la tradicional, elige la moto de alta cilindrada como medio de transporte para conocer Mallorca, activando a la vez a otros servicios de la oferta complementaria, relacionacionados o no con la moto (talleres, tiendas de material o de alquiler...), como bares, restaurantes, espectáculos, ocio y lugares de interés turístico.