Armando Pomar en uno de los estudios de RNE en Balears. | Jaume Morey

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Acaba de despedirse en antena y, acostumbrado a la entrevistas, habla sin necesidad de escuchar la primera pregunta. Empieza Armando Pomar y cuenta que cumple 65 años, que ha llorado al anunciar su jubilación, que empezó en Radio Juventud, «de la Cadena Azul del Movimiento», que eso ocurrió antes de de morirse Franco, que los informativos de radio no eran sino «la lectura del diario Baleares», que también era el diario del Movimiento, que opositó, que aprendió y que con el tiempo fue redactor jefe de informativos y director de RNE en Balears, puesto que ocupó durante 14 años.

¿No le da apuro jubilarse en vísperas de las elecciones?
— No me quería jubilar, pedí por escrito seguir dos años más como me permite la legislación. Pero RNE tiene un excedente de personal y hay que dar paso a los más jóvenes. Hubiera seguido. Mi última rueda de prensa fue la de la presentación de los independientes del PP en la lista de Marga Prohens.

¿No hay demasiado periodismo de rueda de prensa?
— Hay muchas formas de periodismo, está el de investigación pero también el institucional. Cualquiera tiene derecho a decir lo que piensa y a que lo recojamos. Lo que sí es cierto es que los medios de comunicación ya no se limitan a informar y entretener. Ahora intentan crear conciencia, estados de opinión copiando el método comunista.

¿Un poco fuerte, no?
— Es lo que pienso; hace cincuenta años que estoy en esto y no le debo nada a nadie ni estoy en ningún partido. Todos los medios están excesivamente cercanos al poder establecido, que hoy puede ser uno pero mañana otro. Hacen un poco el papel de transmisores del poder.

¿El poder controla los medios?
— En plural. Todos los poderes, y no hablo sólo del Gobierno, consiguen controlar el ideario. Es una gran ventaja la radio pública; aquí no tenemos publicidad. Mi gran suerte es que yo no he tenido presiones publicitarias.

¿Escribirá un libro?
— No, ¿para qué? Lo digo aquí: ahora los medios ayudamos a crear conciencia, que es la que se pretende desde el poder. Pero si ya hay medios que le dicen a los gobiernos qué hacer. Hay medios que están por encima de los gobiernos porque quien manda de verdad es quien controla a los medios de comunicación.

¿Y dónde quedan los periodistas? Habrá conocido buenos periodistas.
— Sí, pero la pregunta para el debate es si estamos formando buenos periodistas. Hemos politizado tanto a los medios que hay periodistas que ya no se creen el mensaje. Esto ha cambiado mucho, también la relación con los medios de siempre. Doy clases y hay gente que sólo se informa por las redes sociales.

¿Y eso tiene remedio?
— Tendrá remedio cuando nadie se crea las grandes verdades. Es lo que tienen que asumir las nuevas generaciones, que no existen las verdades absolutas, que no existe ninguna verdad. El debate no es si papel o no papel, si digital o no, el debate es que los medios cumplan con su papel, que es informar. Antes recordaba la función tradicional de los medios, la de informar y entretener.

¿Y algún mensaje optimista? ¿Si alguien quiere ser periodista, qué le diría?
— Pues que lo sea, pero que sea crítico y que no se crea nada. El problema viene cuando un periodista se cree que puede cambiar el mundo. Y un periodista no puede cambiar el mundo.