Estancia destinada a bicicletas en el hotel Viva Blue. | Viva Blue Hotel & Spa

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El sector hotelero sabe de la importancia que tiene dentro de su agenda y a la hora de apostar por la desestacionalización más allá del verano que tiene el cicloturismo. Por ello, la planta de Mallorca ha sabido amoldarse a sus tiempos y a las necesidades de un segmento que mueve una importante porción de visitantes y un mercado económicamente viable e interesante para los empresarios, que han apostado por adaptar los establecimientos a este segmento.

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Un grupo de mecánicos prepara las bicicletas para los cicloturistas. Foto: Pilar Pellicer

De hecho, se calcula que cerca de 200 están actualmente preparados para acoger a cicloturistas, con instalaciones preparadas para almacenar bicicletas, con material y personal capacitado para su mantenimiento y reparación, e incluso áreas dedicadas exclusivamente para este perfil. Tanto en los grandes alojamientos de costa como en la oferta de interior, más exclusiva y que gana peso a la par que establecimientos dedicados a este tipo de visitantes, algunos de ellos de un elevado poder adquisitivo. También en el centro de Palma han surgido diferentes cafés y comercios dedicados al ciclismo, a su vez reclamo para este tipo de turistas.

Imagen del conocido Rapha Mallorca Café, en el centro de Palma.

Se calcula que los visitantes que eligen Mallorca para disfrutar del cicloturismo contratan una media de una semana de alojamiento, por norma general en régimen de media pensión, generando un coste superior a 500 euros, a lo que se deben unir otras partidas como las destinadas a gasto en oferta complementaria (cafeterías, tiendas...), transporte o traslados.

El legendario exciclista irlandés Sean Kelly, reclamo de Sport Active. Foto: F.F.

El trabajo de los hoteles junto a touroperadores o empresas especializadas en este segmento (Huerzeler, Cycling Friendly, Sport Active...), algunas de ellas con la presencia de figuras internacionales de este deporte como reclamo, ha permitido elevar la calidad del producto y, en consecuencia, la experiencia de un visitante afianzado, que repite y traslada sus vivencias a su país de origen.