Francina Armengol, con Llorenç Capellà. | M. À. Cañellas

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Hubo nostalgia del pasado en el acto institucional de entrega de Medalles de la Comunitat: el corazón mirando atrás, a los 40 años que han pasado desde que se aprobó el Estatut d’Autonomia, y la razón puesta en el futuro, dentro de tres meses, en ese 28 de mayo que puede provocar una borrasca de consecuencias cataclísmicas casi peores que las que ha dejado Juliette estos días por Mallorca. Gane quien gane las elecciones, o pierda quien pierda, tanto da, poco se parecerá el acto institucional del año que viene al de este 2023.

Puede que Francina Armengol siga entregando los galardones y en ese caso cabe la posibilidad de que Marga Prohens ya no esté entre el público como líder de la oposición. Acreditada está la voracidad de los ‘populares’ para devorar a sus hijos cuando no responden a las expectativas que se han puesto en ellos y ejemplos tenemos con José Ramón Bauzá y Gabriel Company. También puede que sea Marga Prohens quien entregue las distinciones, en cuyo caso es improbable que Armengol esté entre el público como líder de la oposición, aunque tal vez esté invitada como senadora autonómica o diputada en el Congreso. Las elecciones de mayo son un duelo nostálgico: solo quedará una.

Premis Ramon Llull Dia de les Illes Balears
Marga Prohens y Miquel Jerez (PP), con Antònia Jover y Juan Pedro Yllanes (Podemos).
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Los consellers atendieron en primera fila el discurso de Armengol, bien conscientes muchos de ellos de que este será el último acto institucional al que asisten como tales. ‘Campana y se acabó’ para muchos de ellos, como decían hace 40 años las hermanas Hurtado en el ‘Un, dos, tres’ –más nostalgia– en una televisión recién salida del blanco y negro. En blanco y negro se vio a uno de los expresidents, Gabriel Cañellas, en aquellas primeras imágenes del Estatut. En color se vio de refilón a Jaume Matas y un poco más tiempo a Francesc Antich en los vídeos recordatorios que se emitieron en la gala. A quien no se vio ni en las imágenes ni de cuerpo presente fue a José Ramón Bauzá, volatilizado de la historia reciente de Balears sin que ni el PP ni Cs lo lamenten lo más mínimo.

Los asistentes se quedaron sin poder disfrutar del renovado estilismo del coordinador de Més, Lluís Apesteguia, que no pudo acudir a la fiesta. Quedó en Deià, atrapado por la nieve. Tampoco estuvo Jorge Campos, en este caso atrapado por su pasado, esa España en blanco y negro que quiere suprimir las autonomías hasta que un cargo autonómico se cruza en su ideología.

Premis Ramon Llull Dia de les Illes Balears
La consellera Mercedes Garrido con los portavoces Josep Melià (PI), Antoni Costa (PP) y Pilar Costa (PSIB).

Hubo distinciones notables, pero destacó una: la que recibió el exdiputado del Parlament, intelectual y escritor, Joan Francesc López Casasnovas a título póstumo y que recibió su hijo, Assués López. Armengol le entregó la distinción debajo de la bandera cuatribarrada que hay esculpida en el techo de sa Llonja. La misma que, 40 años antes, López Casasnovas reclamó como la auténtica bandera de Balears en ese primer pleno que dio paso a todo lo que ahora somos como comunidad.