Miembros de la Guardia Civil, el FBI y el Homeland Security Investigations (HSI) realizaron un registro en abril en el yate Tango, propiedad del multimillonario ruso Viktor Vekselberg, anclado en el Club Náutico de Palma de Mallorca. | Alejandro Sepúlveda

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EL juez del Juzgado Central de Instrucción número 5 de Madrid Santiago Pedraz ha dejado en libertad con medidas cautelares al empresario Richard Masters, acusado de fraude por el FBI, en relación a la incautación del megayate 'Tango', propiedad de un oligarca ruso. El detenido, que reside en Santa Maria, deberá presentarse ante la autoridad judicial cada quince días. Le han retirado el pasaporte para que no pueda abandonar el país. Las autoridades norteamericanas pedían a la Audiencia Nacional su extradición inmediata, para ser juzgado en aquel país, pero, de momento, el juez Pedraz no la ha concedido. El fiscal del caso solicitaba el ingreso en prisión de Richard Masters porque consideraba que había riesgo de fuga, sin embargo esta medida tampoco ha sido admitida y en torno a las 14h de este sábado se ha decretado su puesta en libertad. El vecino de Santa Maria fue detenido este viernes cuando se encontraba en Madrid y ha pasado la noche en los calabozos. Este sábado por la mañana un furgón policial lo ha trasladado hasta el Juzgado Central de Instrucción número 5, donde su abogado, Javier Moyà, del bufete Zaforteza Abogados Madrid, ha comunicado que se oponía a su extradición.

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El Departamento de Justicia estadounidense le acusa de ayudar al oligarca ruso Viktor Vekselberg a crear un sistema de evasión de sanciones y lavado de dinero para mantener el yate 'Tango', valorado en más de 90 millones de dólares. La embarcación está incautada en el Club Náutico de Palma desde abril. Después de que el oligarca Vekselberg fuera sancionado en abril de 2018, la compañía de Masters se hizo cargo de la gestión del yate y conspiró con otros para evadir las sanciones de EEUU. Osipov, un empleado de Vekselberg, diseñó una estructura de propiedad complicada de empresas ficticias para ocultar la propiedad del yate. Los esfuerzos de ambos permitieron que el barco siguiera operando como un yate de lujo con toda la gama de servicios y artículos disponibles, «respaldado por cientos de miles de dólares en servicios estadounidenses obtenidos ilegalmente y transacciones financieras estadounidenses, y todo para el beneficio de Vekselberg», denuncia el comunicado estadounidense.

Según el escrito de acusación, dado a conocer este viernes, afrontan cargos de conspiración para defraudar a Estados Unidos y de cometer delitos contra el país por violar la Ley de poderes económicos de emergencia internacional y también de lavado de dinero, al seguir explotando económicamente el yate, propiedad del sancionado oligarca ruso Viktor Vekselberg.