El profesor de Historia Moderna y profesor-tutor de la UNED, Eduardo Pascual. | Joan Torres

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El profesor de Historia Moderna y profesor-tutor de la UNED, Eduardo Pascual Ramos, es autor de numerosos estudios y libros sobre la historia de Mallorca, como el relativo a la judería de Mallorca en 1391, año muy convulso, o el dedicado a Fernando el Católico o los centrados en investigar al mundo que envolvió el Decreto de Nueva Planta. Es especialista en historia económica e institucional de Balears entre los siglos XV y XVIII, y precisamente sobre el siglo de la Ilustración trata su último libro Estudios sobre la Mallorca del siglo XVIII, entre los cambios y las continuidades, editado por El Tall y que se presentó el día 22 en la Biblioteca de Cort.

Usted ha tocado temas cenitales de nuestra historia entre los siglos XV y el XVIII: ahora está, sin embargo, muy de moda, argumentar que fue la Edad Media mallorquina, digamos, el período ideal. ¿Por qué hay tanta animadversión al siglo XVIII?
—El siglo XVIII siempre ha sido una época polémica, con luces y sombras. La guerra de Sucesión y la victoria de las armas de Felipe V finalizó de forma abrupta el final del periodo de los Austrias en España. La historiografía analizó este nuevo periodo como el final del reino de Mallorca. Aunque es mucho más complejo de lo que nos habían contado.

Ha dedicado estudios a la Mallorca de Fernando el Católico y la de Carlos V, en realidad y en su justa medida, ¿qué fueron las mitificadas Germanías?
—Las efemérides siempre son un buen momento para recordar acontecimientos históricos. Ha sido recurrente por la historiografía tratar estos hechos históricos en un acontecimiento de buenos y malos. La visión del pueblo contra la autoridad siempre es efectista pero siempre la realidad es mucho más complicada. Hace falta una visión de conjunto múltiple (nobleza, gremios, fiscalidad…) que permita comprender las razones por las que una parte de los insulares llegaron a la rebelión.

Es obligado preguntarle por la llave del Reino de Mallorca que un comerciante ‘agermanado’ llamado Ventallol quiso entregarle a Carlos V en Valladolid a modo de desagravio: ¿historia o leyenda?
—Cada sociedad tiene sus leyendas construidas desde las referencias históricas. A mi entender, las llaves originales hubieran dado un buen final al año celebrativo, pero es necesario que hablen los profesionales y no anticipar ningún titular que pueda deslucir esta conmemoración.

En su libro trata con precisión el funcionamiento de las instituciones del siglo XVIII (los ayuntamientos, la Real Cárcel, la Casa de la Moneda, la Real Audiencia, etc.): era un mundo mucho más organizado y eficiente de lo que pensábamos...
—Al siglo XVIII está considerado como el de la Ilustración cuando, a mi entender, debería calificarse, al menos para el caso español, el siglo de las normativas. Esta claro que el control político llegó con la aprobación de una normativa que centraliza y vertebra el Estado moderno.

El Decreto de Nueva Planta mejoró o empeoró Mallorca, ¿qué cambió para mejor y qué continuó para peor?
—El Decreto de Nueva Planta de Mallorca es un documento menos punitivo que, por ejemplo, el de Valencia o Aragón, pero que implicó un cambio sustancial en el sistema de gobierno territorial con la supresión de instituciones centenarias. Felipe V aprovechó su victoria contra los rebeldes mallorquines para centralizar el poder. Aunque hay que ser consciente de los límites de la reforma, que no supuso un cambio sustancial en los esquemas de poder territorial. La nobleza continuó controlando la sociedad y la economía insular.

¿Qué trajo de bueno y de malo el reformismo borbónico?
—Es compleja la pregunta y seguramente corta la respuesta. En el Decreto de Nueva Planta hay un artículo que suprime la ley de extranjería. En la práctica significaba que los mallorquines podían participar en la administración a nivel imperial y sin límites territoriales. De hecho, Miguel Cayetano Soler llegó a ser ministro de Hacienda con Carlos IV. Por el contrario, la uniformización y centralización borbónica significó el fin de instituciones nacidas en la Edad Media que permitían crear leyes propias para el territorio.

Los Borbones controlaron los tres poderes. Parece que, visto lo que pasó hace unos días con el Constitucional y algunos partidos, nada nuevo hay bajo el sol…
—La situación es totalmente distinta ya que ahora estamos en un régimen constitucional contemporáneo cuya constitución asegura un sistema de razonable separación de poderes. Aunque hay temas universales que siempre continúan estando vigentes desde la época republicana romana hasta la actualidad como es el control del poder, y Felipe V ya lo tuvo claro.

¿Qué nos queda por investigar del siglo XVIII mallorquín?
—La ciencia es como un árbol en crecimiento del que de cada rama salen otras y así sucesivamente. El cambio de Austrias a Borbones en cada municipio es un tema poco tratado. Los archivos municipales son un gran tesoro para el historiador que quiera saber más de lo más próximo.