Luisa Mayol y Sushil Soneji, usuarios | Jaume Morey

TW
3

Hay un ala nueva en la residencia Oms-Sant Miquel de Palma diferente a las demás. No hay duda. Los residentes van a su ritmo, hay menos trabajadores y la edad desciende abruptamente. Se trata del primer recurso residencial específico de Mallorca para personas dependientes menores de 55 años que el IMAS puso en marcha el pasado mes de julio. Ya hay 9 de las 12 plazas ocupadas, pero se podrán ampliar a 28 dependiendo de la demanda. El objetivo es que los residente se sientan como en casa y sean más independientes que los usuarios habituales de una residencia. Y parece que lo están consiguiendo.

«Hacía mucho tiempo que no tenía un lugar al que llamar hogar», confiesa Luisa Mayol, una de las usuarias del centro, que no duda en afirmar que este programa del Institut Mallorquí d'Afers Socials «me ha cambiado la vida». Tiene 49 años, diabetes, problemas de corazón y depresión, y desde que tuvo que abandonar su casa hace siete años por problemas familiares, no ha tenido un lugar en el que se ha sentido tan a gusto como ahora. «Es curioso, desde que me mudé aquí en agosto, he dejado de sentirme sola y me siento cuidada», explica Luisa, al tiempo que apostilla que ha estado tres semanas ingresada en el hospital por problemas de salud y solo pensaba en volver al centro.

jmr201222001 (12).jpg
Luisa Mayol, en una imagen durante la entrevista.

Antonia Fontanet, psicóloga de la residencia Oms-Sant Miquel, explica que este nuevo programa ha supuesto todo un cambio de chip para los trabajadores del centro: «Las personas con dependencia menores de 55 años tienen unas necesidades diferentes a los más mayores y la atención que reciben a una residencia también tiene que serlo. Los usuarios tienen más independencia, llave de su cuarto, llamamos siempre antes de entrar para preservar su intimidad», explica la especialista.

En este sentido, Fontanet cree que era necesario un espacio adaptado para este tipo de usuarios, a su perfil, su edad y en un entorno céntrico como es la calle Oms que favorezca su autonomía. «Con las personas mayores que viven en una residencia se tiende a la sobreprotección, pero con este nuevo perfil de usuario no podemos ni debemos hacerlo. Nos adaptamos a sus necesidades, tratamos de fomentar su autonomía, que tomen decisiones... es todo un reto para los trabajadores de este campo», argumenta Antonia Fontanet.

La Unidad para Personas Dependientes Menores de 55 años cuenta con un equipo propio de 21 técnicos y técnicas en curas, auxiliares de enfermería de atención directa y 5 enfermeros y enfermeras. Este recurso compartirá también el resto de profesionales especializados de la residencia Oms-Sant Miquel, como por ejemplo, personal médico, trabajadores sociales, psicólogos, personal de farmacia, fisioterapeutas, personal técnico de animación sociocultural, además del personal de limpieza y mantenimiento.

jmr201222001 (22).jpg
Sushil Soneji, con Parkinson en grado 3.

Otro residente al que este recurso le ha cambiado la vida es Sushil Soneji. Ha pasado de convivir en la residencia de ancianos de Sant Joan con compañeros de 90 años a gente de su edad. El cambio está siendo brutal. Amante de la cocina, se ha convertido en una tradición para sus compañeros que prepare comida india para usuarios y trabajadores. Nadie se pierde sus guisos y sus improvisados talleres de cocina india.

La historia de Sushil es de superación. En su India natal contrajo matrimonio en secreto con una mujer de origen musulmán y tuvo dos hijos. Pero cuando su familia quiso que se casara con una joven de su casta, el secreto salió a la luz. Dejó a su mujer e hijos en Bombay y puso tierra de por medio. Llegó a Mallorca para trabajar con algunos familiares y ganar dinero para mantener a los suyos; luego montaría su propia tienda de souvenirs en Platja de Palma. Pero pasaron los años, se distanció de sus familiares y su propia familia decidió quedarse en la India.

Hace unos años le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson, vive solo y un accidente doméstico le provocó la rotura de una pierna, lo que le llevó a entrar en el circuito asistencial del Consell de Mallorca. Tuvo que dejar su casa y entrar en una residencia donde no terminaba de sentirse a gusto. Ahora tiene con quien conversar, no se siente un mueble y le permiten hacer actividades para las que todavía está capacitado. Entrar en este recurso del IMAS le ha dado un nuevo impulso a su vida.