Durante la homilía de la Festa de l'Estandard, el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, acaba de conocer el fallecimiento del Papa Emérito, Benedicto XVI | Pere Bota

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Durante la homilía de la Festa de l'Estendard, el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha conocido el fallecimiento del Papa Emérito, Benedicto XVI, Joseph Ratzinger. A lo largo de la misa, el obispo de Mallorca ha tenido unas breves palabras para Joseph Ratzinger, a la espera de tener más información. En este ultimo día del año, el obispo apostó por «ser fieles a los principios que han de regir nuestra convivencia ciudadana, basadas en el ammor solidario, la paz y la justicia. En el año 1229 recupera la libertad de religión para los cristianos, hecho que va unido al inicio de un nuevo resurgimiento cultura que dará identidad a los habitantes de esta isla».

Una vez concluida la ceremonia el obispo Taltavull ha explicado que la noticia del fallecimiento del papa emértito le ha llegado al proclamar el Evangelio. «En la homilía lo he comunicado a todas las personas que estaban en misa, alcaldes, autoridades, ciudadanos que habían acudido por el día de la Festa de'Estandard. Al finar he hecho un reponso por la muerte del papa emérito. Es una figura curiosa, controvertida en muchos aspectos. He podido tratar de cerca con Ratzinger», ha dicho. Para Taltavull «Era un hombre que ante los libros se deshacía, con una profundidad intelectual fuera de serie, con una ternura y una bondad enormes».

El obispo ha destacado que «Tenía una gran profundidad de pensamiento y de palabra, que tendió puentes entre la cultura y la iglesia. Cuando era prefecto, encontró dificultades y por eso renunció. Nunca antes había sucedido que un papa renunciara. Destacaba su valentía y humildad, humildad con la que expresó lo que dijo cuando se fue. Lo ha demostrado durante diez años que ha estado retirado de todo, como un monje en un monasterio, donde se dedicó a rezar por la iglesia».

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Para Taltavull, la Diada que se celebra este 31 de diciembre «es la memoria viva de este acontecimiento histórico y con las características propias de un momento muy diferente del nuestro, y que se ha convertido en un signo identitario de unidad para hacer de la mallorquinidad un símbolo de cohesión social, de trabajo en favor de las personas, de defensa de las buenas costumbres, las tradiciones, la lengua, el patrimonio cultural».

El obispo de Mallorca tuvo palabras para «el desplazamiento de los refugiados de Ucrania y de otros países en guerra que muestran hasta que punto la violencia están infectando a las personas e instituciones, y provocando un desastre humano y social sin precedentes».

También se refirió a «la violencia de género y el progresivo aumento de suicidios, expresión de una sociedad que tiene necesidad de ayuda urgente y regeneración de sentido». Apeló a «una línea de revisión y de autocrítica» en la línea de las palabras del papa Francisco, y recordó que en 2023 se celebrará el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.