Imagen de archivo de dos trabajadores de la construcción. | Gemma Andreu

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Las empresas de Baleares buscan albañiles, instaladores y carpinteros y no encuentran personal suficiente para cubrir la demanda. Esta problemática también se produce a nivel nacional, motivo por el que el el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y el de Transportes están trabajando para incluirlas en el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura.

La gerente de la Asociación de Constructores de Baleares, Sandra Verger, ha manifestado que «más de la mitad de las empresas de la construcción en las Islas, un 58 %, se ha visto obligada a renunciar a alguna obra por no tener suficientes trabajadores cualificados para llevarla a cabo, según datos extraídos de una encuesta realizada este año en el Archipiélago, encargada por la Confederación Nacional de la Construcción». En este punto, ha destacado que «las empresas están trasladando a la asociación las enormes dificultades que tienen para hallar perfiles con una formación adecuada. Los oficios en los que es más difícil encontrar empleados son los de albañil, encargados de obra, encofrador y montador de prefabricados estructurales».

Verger también ha puesto de manifiesto que «el Banco de España, en su encuesta sobre evolución de la actividad empresarial en el segundo trimestre del 2022, expone que el 45 % de las constructoras admiten que la falta de mano de obra afecta negativamente a su actividad». A su modo de ver, «con un desempleo juvenil de los más altos de la Unión Europea (el 32 % en Baleares) y más de 6.000 personas demandantes de empleo en el sector, son necesarias políticas públicas para reconducir a estos jóvenes y a los solicitantes, en general, hacia sectores que necesitan con urgencia mano de obra como la construcción. Para ello es necesario promocionar las formaciones de FP de construcción en positivo y relacionarlas con la sostenibilidad, la innovación y la digitalización».

La gerente de la Asociación de Constructores ha hecho especial hincapié en que «la escasez de mano de obra cualificada coincide ahora con la llegada de los Fondos Europeos Next Generation, donde 7 de cada 10 euros van a ser canalizados por el sector de la construcción durante estos años. Uno de los principales objetivos será la rehabilitación energética del parque de viviendas». En su opinión, esto «representa una oportunidad única para la recuperación económica, después de la pandemia», pero ha avisado que «puede fracasar si el sector no es capaz de hacer frente a la falta de mano de obra cualificada». Para evitarlo, «resulta vital atraer a los jóvenes y a la mujer, que solo representa el 10 % en el sector. Es necesario incorporar personas ya formadas o formarlas a través de mecanismos como los certificados de profesionalidad».

En este punto, ha destacado «la labor que realiza la Fundación laboral de la Construcción, que cada año forma a 80.000 alumnos en más de medio centenar de centros distribuidos por toda España, tres en Baleares. Sin embargo, tiene potencial para incrementar esa cifra hasta los 200.000». Verger ha subrayado que «la construcción necesitará en los próximos años a cientos de miles de trabajadores para impulsar la transición digital y ecológica con perfiles en nuevas tecnologías, eficiencia energética, sostenibilidad, digitalización, robótica, domótica o modularización. Para ello es necesario incrementar la oferta pública formativa en los ciclos de Formación Profesional reglada y ampliar su promoción y visibilidad».

Ante esta situación, el sector de la construcción se plantean contratar a trabajadores de otros países. Sin embargo, ha reconocido que «hay una serie de dificultades. Así, para trabajar en las obras es obligatorio tener un curso de Prevención de Riesgos Laborales, como mínimo de 20 horas, y es preciso conocer las lenguas oficiales de las Islas. Al ser un sector que implica un trabajo de riesgo es necesario entender perfectamente las órdenes que se dan en la obra». También hay que tener en cuenta que, «una vez aquí, hay que poder certificar que tienen una formación adecuada».

Baleares necesita unos 1.000 instaladores

No menos preocupante es la situación por la que atraviesan las empresas de instaladores. La gerente de la Asociación de Instaladores Empresarios de Baleares (Asinem), Mayra Argüelles, ha asegurado que tienen «muchísimos problemas para cubrir las vacantes». Esto sucede desde el año 2021, pero se ha agravado durante 2022. En estos momentos, necesitan unos 1.000 empleados para dar respuesta a la demanda existente del mercado laboral afectando a instalaciones eléctricas, climatizaciones, operarios de telecomunicaciones, profesionales mixtos (electricista y fontanero), instaladores de fotovoltaica, de puntos de recarga y personal contra incendios. Además, ha avanzado que a esta demanda de personal se sumarán las necesidades futuras de nuevas profesiones que ya se detectan con motivo da la transición energética de Baleares, como pueden ser los gestores energéticos y de comunidades.

Por ello, han pedido al Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB) que forme a personas demandantes de empleo en estas profesiones y han emprendido otras vías de formación e iniciación en la profesión de las instalaciones. Argüelles ha destacado que Asinem cuenta con un centro de formación y han multiplicado por diez las opciones formativas. En concreto, diseñan «itinerarios formativos cortos basados en certificados profesionales existentes en los que apenas con 380 horas (tres meses de duración) es posible la inserción laboral rápida, garantizada». Sin embargo, debido a la grave carencia de formación, han propuesto otras formaciones de inicio, que consisten en 90 horas reforzadas con riesgos laborales. En este punto, ha puesto de manifiesto que todas las personas que realizan estos cursos salen con trabajo.

Un instalador, formado en Asinem, trabajando
Un instalador, formado en Asinem, trabajando.

En relación al sueldo que perciben los profesionales de este sector, ha señalado como ejemplo que el convenio establece que un oficial de primera cobra 1.792 euros brutos al mes. No obstante, ha hecho especial hincapié en que «hay tanta necesidad de profesionales que todas las empresas pagan por encima del convenio».

Preguntada por la conveniencia de recurrir a otros países para contratar a estos profesionales, la gerente de Asimem ha respondido que esto depende de cada empresa en cuestión y ha argumentado que su función se limita a «formar al mayor número de personas posible de las que residen en las Islas, destacando la conveniencia y capacidad de Baleares de mejorar su valor productivo y la importancia del servicio y los profesionales KM0». Además, ha añadido su objetivo de «seguir luchando en pro de uno de los objetivos de la asociación, que es en atraer a las mujeres hacia el sector de los instaladores, ya que es un sector de grandes posibilidades de futuro para ambos sexos».

Faltan entre 500 y 1.000 carpinteros

El panorama también es muy complejo en el sector de la carpintería. El presidente de la Federació de Fusta de Baleares, Pedro J. Payeras, ha expuesto que «la falta de carpinteros es un mal endémico en las Islas, que arrastramos desde hace 20 años, pero que se ha visto agravado en la última década por la falta de técnicos que puedan utilizar maquinaria de control numérico 'CNC', que se maneja a través de ordenadores. En este punto, ha argumentado que la falta de relevo generacional y de incorporación de mujeres y jóvenes a este segmento son las principales problemáticas para encontrar carpinteros.

Por ello, se están planteando crear su propio centro de formación, ya que «estamos desesperados», ha reconocido el presidente de la Federació de Fusta de Baleares. En este punto, ha señalado que faltan entre 500 y 1.000 carpinteros en las Islas. El sueldo medio de un oficial es de unos 3.000 euros brutos mensuales; en el caso de los que están empezando es de 1.500-2.000 euros brutos y va subiendo a medida que van cogiendo experiencia. A su modo de ver, «el problema es que nuestro oficio es de aprendizaje difícil y no es tan inmediato tener un salario alto».

En Baleares faltan carpinteros
En Baleares faltan carpinteros.

Respecto a la posibilidad de contratar a estos profesionales en otros países, ha expresado que hasta ahora Extranjería ponía muchas trabas, ya que uno de los requisitos era que en España no hubiese ningún desempleado con el perfil demandado. Payeras espera que estas dificultades se aminoren tras la incorporación de la carpintería en el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura. También ha puesto de manifiesto que la formación dual, en colaboración con el SOIB y la Cámara de Comercio de Mallorca, está dando resultados muy positivos. Además, ha añadido que a través del SOIB y el Ajuntament d'Inca pondrán en marcha la sexta edición de un programa de formación dual.