El tiro permite recuperar la musculatura en la zona afectada. | Teresa Ayuga

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Una de cada cuatro pacientes intervenidas por un cáncer de mama desarrolla linfedema como una secuela de la operación de extracción de ganglios auxiliares. Cuando sucede, el brazo se inflama y puede llegar a ser muy invalidante. Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, el club Projecte Arkus reivindica su proyecto FrancinArc. Llevan dos años ayudando a este tipo de pacientes con un tratamiento nada ortodoxo, poco conocido pero altamente rehabilitador: el tiro con arco. «Llevo cuatro sesiones y me he enganchado», confiesa María Concepción Rodríguez, una de sus usuarias. Padece linfedema desde que la operaron de cáncer de mama en 2002 sólo que por entonces «no había las técnicas de ahora», señala.

Recientemente le diagnosticaron un nuevo cáncer, en el otro pecho, y a raíz de esto, en Son Espases le dieron a conocer el proyecto. Tras 20 años de hinchazón ha empezado tiro con arco y «ya he notado los beneficios», señala. Desde el club Projecte Markus que trabaja con pacientes del hospital de referencia y también del comarcal de Inca, Elionor Morante explica que las mujeres «recuperan musculatura y la movilidad a través de la vibración del arco. La desinflamación es casi instantánea». Junto con su marido, Pedro Carreño, fueron los encargados de traer a Mallorca el proyecto que nació en el Infanta Leonor de Madrid y que también se desarrollaba en Maó.

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Se trata de una iniciativa pensada únicamente para el beneficio de las pacientes y, como el cáncer no entiende de clases sociales, lo han convertido en un servicio de rehabilitación gratuito durante todo el primer año sin necesidad de abonar licencia, cuotas o materiales. «A mí ya me lo recomendó el cirujano que me operó al vaciar ganglios hace dos meses y medio», explica otra de sus usuarias, Eva Santamaría. «Es importante que los profesionales de los servicios públicos conozcan estos proyectos y los prescriban. A los pacientes nos ayuda mucho», destaca.

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María Concepción Rodríguez y Eva Santamaría.

En su caso se le inflamaban tres dedos de la mano correspondiente al lado del pecho afectado y también ha visto los efectos. Sin embargo, va más allá de lo físico, dice, «es algo transversal donde influye el entorno porque ves tu agenda y ya no hay sólo citas médicas». No se trata de un grupo de terapia, al club se va a hacer un deporte rehabilitador, con el plus de compartir espacio con personas con experiencias similares.