Las altas temperaturas y la sequía han disminuido la población de abejas. | Pere Bota

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Los apicultores de Mallorca han perdido toda la cosecha de miel de verano por las altas temperaturas que han provocado una disminución de la producción de mielato en el arbolado de Mallorca, principalmente las encinas. La falta de mielato (el alimento del que se nutren las abajas en las zonas boscosas y arbustivas), unida a la pérdida de entre un 20 y un 30% de colmenas ponen al sector en serias dificultades. Temen que si este mes de noviembre no llueve en abundancia, la cosecha de la miel de otoño (que se recoja en noviembre) se vea también notablemente perjudicada.

Así lo explica Garrit Parra, presidente de la Associació Balear d’Apicultors que agrupa a 255 apicultores de Mallorca y más de 6.000 colmenas. Cada colmena produce en un año bueno 10 kilos de miel de media al año. «La cosecha de primavera ya fue regular y hemos tenido un verano muy cálido por lo que la producción de néctar de las flores y del mielato de los árboles está muy por debajo de lo normal. Este factor junto con la merma de población está teniendo efectos muy perjudiciales», dice Parra. El presidente de los apicultores explica que las altas temperaturas tienen un doble efecto que perjudica a la apicultura. De una parte hay menos cantidad de comida de la que se alimentan las abejas (el néctar y el mielato) y por otra parte, para conseguir refrigerarse, las abejas tienen un mayor desgaste energético. «Para mantener las colmenas a su temperatura óptima de 35 grados las abejas utilizan el movimiento de las alas, de ahí que tengan un mayor desgaste energético que a su vez aumenta su necesidad de comida», dice el experto.

La temperatura es un factor vital en el ciclo de las abejas y es que cuando la abeja reina detecta que hay escasez de comida deja de poner huevos. Eso reduce directamente la población y se suma un riesgo añadido. Cuando el espacio de la colmena queda desocupado la polilla entra en la colmena y aprovecha para poner allí sus huevos. Al nacer las larvas se alimentan de todo lo que tienen alrededor y acaban destruyendo las colmenas». Las colmenas se vuelven también más vulnerables a los ácaros y la varroa las está afectando especialmente. Garrit Parra estima que se han perdido entre un 20 y un 30 % de las colmenas este verano. «Nos faltan datos para dar cifras exactas porque no hemos realizado un estudio completo o un muestre pero por experiencia propia posiblemente estamos en esas cifras», dice Parra.

Las dos principales cosechas del sector se producen en primavera y en otoño. «Este mes hemos tenido predicciones de lluvia que no se han cumplido porque solo ha llovido prácticamente un día y de forma muy localizada. De momento hay que esperar y ver si habrá flor y si esta tendrá néctar suficiente, la situación es complicada y posiblemente habrá pérdidas de entre un 30 y un 40 % en la producción», dice el presidente de los apicultores. La recuperación de las poblaciones mermadas es además especialmente complicada en otoño. «Puedes llegar a reforzar las colmenas reforzando la alimentación con piensos especializados para evitar más bajas pero no se dan condiciones que permitan crear más número de colmenas en otoño», dice Parra.

El aporte extra de alimentación supone además un sobrecoste en la producción. «Es un fenómeno un poco tabú en agricultura, pero en ganadería nadie se plantea tener una oveja en verano y no darle pastos, con las abejas pasa lo mismo», dice el presidente de los apicultores. Una de las cuestiones que más preocupan al sector es la pérdida del equilibrio natural. «A mayores cultivos potentes, más se emplean químicos nefastos que son un veneno para muchas especies. La gente lo entiende muy bien cuando hablamos de leones y gacelas, si no hay gacelas los leones no pueden alimentarse de ellas… Con los insectos es lo mismo, también tienen tigres y gacelas», señala Parra. Es un fenómeno que no solo afecta a las Illes. «Hay un programa europeo de defensa de los polinizadores que plantea dejar pasillos para expandir los insectos», dice el presidente de los apicultores.

Parra pide la colaboración de toda la población para promover un modelo agrícola sostenible que favorezca la recuperación del entorno. «El consumo de kilómetro 0 favorece la economía circular y mejora el ecosistema, todos ganamos», dice el presidente de los apicultores de Baleares. También denuncia la venta engañosa de miel envasada en Mallorca pero no producida en Mallorca. Como hay más demanda que oferta de miel se producen algunos fraudes. Hay apicultores en Mallorca que se han convertido en envasadores y venden con etiquetas del estilo de ‘Miel de ca meva’ cuando no es miel producida en Mallorca. Por eso recomienda a los consumidores comprar a apicultores de confianza y vigilar las etiquetas para ver si pone ‘recolectada en Mallorca’ o aportan datos concretos que permitan seguir su trazabilidad.