Un operario de Ladrillerías Mallorquinas, trabajando en la planta de la empresa. | Teresa Ayuga

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Ladrillerías Mallorquinas tiene sus plantas de cogeneración energética funcionando al 20 % de su potencia. La única empresa dedicada a la fabricación de ladrillos en la Isla ejemplifica los esfuerzos que está haciendo el sector industrial para mantenerse a flote en un momento en que el gas está ahogando a todos los que no contaban con un plan de contingencia. Por fortuna para la empresa, radicada en Felanitx, no es su caso, ya que desde el golpe que asestó a la construcción la gran recesión de 2008 se prepararon para que la siguiente crisis les pillara con los almacenes bien repletos.

La ladrillería, con más de 70 años de actividad a sus espaldas, ha tenido que minimizar el consumo de gas, recortar gastos y mantener la producción a los niveles justos para su subsistencia, recurriendo al stock para ir dando respuesta a la demanda y mantener su mercado sobre todo a nivel local, ya que también solía exportar parte de sus ventas a la Península. También ha tenido que incrementar sus precios de venta.

Desde la empresa explican que haber tenido todas estas remesas de ladrillos preparadas de antemano les está permitiendo capear el temporal con más tranquilidad, aunque eso no cambia que la situación siga siendo muy preocupante para el sector y para todas aquellas empresas que hacen un uso intensivo de la energía y que se están viendo más damnificadas por el encarecimiento del gas.

Toni Garí, presidente de PIMEM-Construïm, explica que, de momento, el sector está respirando a base de almacén, recortes y repercusión del incremento de costes en el precio final. Empresas como la suya, dedicadas materiales de aislamiento, u otras especializadas en prefabricados soportan mejor la presión, aunque el optimismo no es la tónica en ningún caso.

Por muy negativa que parezca la coyuntura actual, el panorama que se vislumbra a partir de octubre es desolador. «Lo peor está por venir: cuando llegue el frío aumentará el consumo de gas por la calefacción», señala Garí para alertar de que, «si la inflación continúa y el stock se acaba, las empresas van a pasarlo mal».

La preparación de cara al futuro inmediato pasa por la incorporación de fuentes energéticas alternativas, como la acumulación de biomasa a través de todo el material boscoso inerte que se desaprovecha. Pese a las trabas logísticas y normativas, algunas empresas están recurriendo a la biomasa como alternativa energética doméstica y sostenible, cuya gestión, reivindican, proporcionaría un mayor cuidado de los bosques y la reducción del riesgo de incendio.