La cesta de la compra sigue encareciéndose también. | Jaume Morey

TW
18

La inflación continuó en mayo su espiral ascendente y dejó en Balears un aumento mensual del índice de precios al consumo (IPC) del 1 % –dos décimas por encima de la media estatal– y del 8,2 % en relación al pasado año –cinco décimas por debajo de la media–. Se recupera así la tendencia alcista después del pequeño respiro que supuso abril y el mundo empresarial alerta de que se puede producir un cierre masivo de empresas por mucho récord de cifras que traiga consigo la temporada turística.

La vivienda, los combustibles y el transporte siguen comandando el alza inflacionista con variaciones interanuales de dos dígitos: 15 % en vivienda y energéticos y 14,2 % en transporte. Alimentación (6,3 %)y hostelería (6 %) presentan asimismo subidas significativas si atendemos a los cinco meses que llevamos de año. Precisamente en el primer apartado, el crecimiento interanual se sitúa ya en el 9,5 % y destacan de manera especial las subidas experimentadas en los subgrupos de la carne –sobre todo la de ovino (22,4 %)– y de los aceites y las grasas (34 %).

Por lo que respecta a productos de la oferta turística, mientras que en hostelería y restauración se ha subido un 7,6 % en el interanual y un 6 % en lo que llevamos de 2022, los paquetes turísticos han visto caer en picado el IPC este año por la crisis de las agencias de viajes (prácticamente el único sector que mantiene trabajadores en ERTE): hasta un -7,6 %. El Instituto Nacional de Estadística (INE) remarca que a nivel nacional el IPC subió por el encarecimiento de las gasolinas, de la restauración y de los alimentos, que marcaron su mayor incremento desde enero de 1994, con una subida interanual del 11% (un punto y medio por encima de la balear).

Pese a que la inflación balear sigue por debajo de la registrada en el conjunto del Estado, que el Producto Interior Bruto (PIB) sigue creciendo y que las reservas y gasto turísticos apuntan a una superación de las cifras prepandémicas, la rentabilidad empresarial va a verse resentida a consecuencia del fuerte incremento de los costes. La Patronal de la Pequeña yMediana Empresa de Mallorca (PIMEM) alertó ayer de que a partir del próximo trimestre (julio-septiembre) se va a producir «un notable incremento» de los concursos de acreedores. Según su presidente, Jordi Mora, la inflación y el endeudamiento contraído durante los dos años de pandemia pueden provocar «la desaparición de centenares de pymes de Mallorca y la pérdida de miles de puestos de trabajo».

Así, Mora explica que «a pesar de las buenas cifras de ocupación turística y ritmo industrial, puede surgir un problema que ha estado ahí desde hace meses pero al que no se le ha prestado suficiente atención: la salud real de muchas empresas que han sobrevivido hasta ahora pero sin músculo ni capacidad financiera para seguir sobreviviendo más allá de las ayudas públicas». El mes de junio se presenta pues como un punto de inflexión a partir del cual se pondrá a prueba la capacidad de resistencia de muchas pequeñas y medianas empresas, ya que es para entonces que se prevé la suspensión de los concursos de acreedores y, señala PIMEM, cuando puede quedar en evidencia el precario estado de salud de gran parte del tejido empresarial.

El apunte

Sin control

La economía está comenzando a hacer chup chup, un modo de calentarse que resulta preocupante. Las economías occidentales capitalistas requieren un grado de inflación que garantice beneficios, pero cuando la cosa se desboca llega la catástrofe, y ésta parece que es la senda actual. El Banco de España no deja de rebajar las previsiones, el BCE suspende la compra de deuda y anuncia el incremento de los tipos de interés. Aquí la inflación sigue desbocada –el Gobierno dijo que este verano todo estaría resuelto– y ya se anuncian cierres. El futuro no está claro.