Parte de la Plataforma de Entidades de Son Gotleu. | Teresa Ayuga

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«El problema de Son Gotleu, pero también de otros barrios como La Soledat, Son Roca o Camp Redó, es que perciben la COVID como el más pequeño de sus problemas». Con estas demoledoras palabras termina el informe que hizo Salut Pública tras la primera intervención comunitaria zonificada por su alto índice de propagación del virus.

Nos remontamos a septiembre de 2020 cuando, tras estar confinados, se comenzaron a suceder las distintas olas de contagios que afectaban a zonas con alta densidad de población. Pisos pequeños con dificultad de aislamiento, ingresos bajos, mucha gente que ni habla ni entiende las lenguas oficiales… Parecían tantas las barreras para cumplir bien con los protocolos sanitarios que regían la pandemia que a la Direcció General de Salut Pública se le ocurrió algo: pedir colaboración para que se ayudaran entre ellos. Y así surgió, en Son Gotleu, el ejemplo más claro de una realidad poco perceptible, hay vecinos que sanan.

Trinidad Planas es enfermera pediátrica y ahora trabaja en el Servei de Promoció de la Salut. Hace ya casi 20 años fue una de las impulsoras de la creación de la Plataforma de Entidades de Son Gotleu, de ahí que sea fácil entender cómo surge la idea de que Salut y vecinos del barrio trabajasen juntos. Las consecuencias de la pandemia por coronavirus fueron desiguales entre la población. Cuando cobró relevancia el detectar brotes de transmisión para poder atajar las cadenas de contagio, Salut Pública se encontró con zonas de difícil acceso. El 9 de septiembre de 2020 se confinaban cuatro barrios, uno de ellos, Son Gotleu, un barrio prioritario por su bajo indicador económico y gran densidad de población, donde el 38 % de los residentes no han nacido en España. ¿Cómo controlarlo? Con lo que se llamó una estrategia ‘puerta a puerta’.

Mesa informativa que se puso, durante meses, en el barrio y donde se regalaban mascarillas.

«Junto con Elena Cabeza (de Salut Pública) redactamos un documento que explicaba los pasos a seguir. El objetivo era que se hiciera el confinamiento. Llegamos a un acuerdo con el Ajuntament de Palma para poner trabajadores sociales que trajeran alimentos para que las personas pudieran pasar los diez días de aislamiento», explica Planas.

Y ahí interviene el centro de salud. Ana Campos, su responsable de enfermería, lo explica así: «nos pidieron crear una red de apoyo a la comunidad para que el confinamiento no dejara desamparadas a determinadas familias». Ya tras la reclusión de marzo se vio que «había gente que no se lo podía permitir, igual vivían muchos en un domicilio, o preferían trabajar… Había que revisar a los positivos que teníamos y preguntarles si necesitaban ayuda o tenían dudas», recuerda.

Confección de mascarillas, semanas después del confinamiento.

El control sanitario se hacía en el centro de salud que detectaba las necesidades y enviaba a un controlador domiciliario. La mediadora cultural de la población árabe Soufane El Oukladi, la voluntaria Lidia Fuminayo, contratada por Ayuda en Acción, o el agente comunitario Víctor Uwagba se convirtieron en figuras imprescindibles para esta tarea, bien porque conocían a la gente del barrio o por su «gran capacidad de comunicación». Cada necesidad detectada se resolvía de forma diferente con un trabajo en red. «Las visitas a domicilios reconfortaban porque veían que estábamos a su lado. Fue muy positivo que nos vieran. Funcionó muy bien», recuerda ahora Trinidad Planas.

Otra de las puertas que se tocó fue la de la Plataforma de Entidades de Son Gotleu que reúne, cada mes, a su veintena de representantes. Junto a ellos se asesoró a los comercios sobre las medidas de prevención; se vigiló la limpieza de calles y zonas comunitarias y se crearon puntos de información COVID en zonas concretas con reparto de mascarillas y cartelería. «Somos un eje transversal a todo y de ahí salió el proyecto comunitario, ¿querían una mesa? Éste señor iba a buscarla». Aina Mascaró señala a Llorenç Coll, sentado a su lado, que explica: «había un tejido articulado que podía dar respuesta a sus necesidades. Nos pidieron información de primera mano, cómo les iba a las familias, cómo funcionaban los colegios, si había personas que pudieran ser transmisores de información, y articulamos un poco todo lo que se nos pedía».

Algunas de las personas de Salut Pública y vecinos que trabajaron en el barrio.

Al fin y al cabo, recuerda, «somos referentes, nos conocen». Y aquello era esencial para la labor de prevención e información desde una perspectiva de trabajo en red. Una de las primeras necesidades que se detectaron es la falta de mascarillas por eso «hicimos unas, con Aldeas Infantiles, que después pudimos repartir», cuentan. Además dieron una mano con la mesa informativa que posteriormente las repartiría e hicieron un vídeo de cómo había que lavarse bien las manos que después muchos colegios imitarían. «Tenemos este espacio que vincula un servicio con otro en un reto que nos incumbe a todos…», dice Coll sobre la Plataforma, «y de las necesidades creamos oportunidades, gracias a las inercias de conocernos».

«En el CEIP Joan Capó hicimos compras de comida a familias porque no tenían recursos económicos, mientras esperaban la renta garantizada no tenían nada. Los conoces y sabes que es verdad, reciben ayuda directa mientras esperan la institucional», cuenta Xisca Chacopino.

El apunte

La experiencia se replicó en todas las zonas perimetradas

El proyecto comunitario terminó en mayo de 2021 pero el resultado fue tan bueno para Salut Pública y tan gratificante para quienes formaron parte que fue un referente y se ha seguido trabajando en él. El informe de lo que pasó en esos meses pone de relieve la importancia de la plataforma de entidades para ganarse la confianza de los vecinos y concluye que las intervenciones deben seguir porque son efectivas. Este tipo de prueba piloto de Son Gotleu se llevó, a posteriori, a otras zonas con confinamiento perimetral como Arquitecte Bennàssar, Sant Antoni de Portmany y Vila en Eivissa, o sa Pobla y Manacor. En el barrio palmesano siguen sacando la mesa informativa, cerca del centro de salud, en los días sanitariamente señalados. Por otra parte, los agentes comunitarios han vuelto a colaborar en la zona, por ejemplo, para sensibilizar a la población con motivo de la campaña de vacunación de la COVID, junto con el departamento de Salut Pública.