Sin test para la población general. Los médicos de cabecera serán los encargados de decidir si, por sintomatología, es necesario realizar un test de diagnóstico de COVID-19.    | M. À. Cañellas

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La Gerencia de Atención Primaria remitió este viernes el documento que recoge todos los cambios de la nueva estrategia de control de la COVID-19 en la que su papel vuelve a ser crucial. Sin embargo, lo único que sabían los especialistas ayer al respecto es que deben empezar a aplicarlo a partir de lunes, poco más. El desconcierto se trasladó a los grupos de Whatsapp: «como siempre hay incertidumbre. Esto se aprueba de la noche a la mañana y generará problemas», añade un especialista consultado.

«Todo esto son estrategias que se hacen en los despachos de asesores y no tenemos ni voz, ni voto», añade el doctor José Manuel Valverde, médico de familia y presidente del Col·legi de Metges de Balears. «La sorpresa en la pandemia ha sido permanente con todos los cambios de criterios y paradigmas, sin garantías y sin certezas», añade, «en Atención Primaria ya somos expertos en manejar la incertidumbre». Como se recordará, el cambio de gestión para tratar la COVID-19 como una enfermedad más, pasa por dejar atrás los confinamientos obligados en caso de contagio. A partir de ahora solo se vigilará a aquellos que desarrollen síntomas graves (que requieran ingreso) o a vulnerables (mayores de 60, inmunodeprimidos o embarazadas y quien trabaje con ellos). Al resto, la población general, solo se hará una prueba de diagnóstico COVID-19 si así lo indica su médico de cabecera, que será también el encargado de confirmar las bajas médicas y hacer el seguimiento de los pacientes, como sucede con el resto de patologías.

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Con unos 500 casos de COVID-19 diarios, aunque fueran todos leves, «puede haber una avalancha de pacientes en los centros de salud», advierten los especialistas consultados. «Muchos exigirán que se les haga el test, como ya pasaba cuando eran contactos estrechos y tenían que pagarlos, se inventaban los síntomas que, además, son tan diversos...», explican. Otro de los riesgos que destacan es el hecho de que puedan contagiarse con mayor facilidad los mismos sanitarios «en muchos centros de salud hay médicos que no ven pacientes COVID, están excluidos por considerarlos vulnerables, ¿qué pasará con ellos?». Y es que no son pocas las dudas sin respuesta. «Yo mismo tengo factores de riesgo, hasta ahora cribaban a los pacientes pero sin ninguna barrera algún médico va a caer».

El lado positivo en este cambio de control de la pandemia es que el seguimiento del paciente y la potestad de emitir y dar bajas vuelva a estar en manos de los clínicos. Consideran que es lo más coherente con cualquier enfermedad y que el hecho de cambiar las normas ha podido descongestionar pero ha dado muchos otros problemas.