Antonio Rodríguez reconoce que nunca había visto unos precios tan altos. | Gemma Marchena

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Es la comidilla de los corrillos y los grupos de whatsappde los taxistas. La escalada imparable del precio del combustible se ha convertido en un caballo de batalla para el gremio, que va contando los céntimos cada día para dar de comer a sus vehículos. Los conductores siguen la cotización día a día de la gasolina y el diésel y calculan que se han encarecido un 40 por ciento. «La gasolina ha pasado de 1,50 a 1,89 euros. Vamos llenando el depósito con la gasolina low cost y la normal porque si no, no salen los números», dice Manuel, que calcula que ahora le cuesta 15 euros más llenar el depósito.

En la parada de Plaça d’Espanya van parando los taxistas en busca de clientes. Atrás quedan los tiempos que circulaban por la ciudad para coger clientes de manera espontánea: ya no están los tiempos para quemar carburante. «Si esto sigue así será una ruina», se lamenta Gabriel Nicolau. Llenar el depósito de un taxi le supone 30 euros más. «No es híbrido y no hay ayudas. Si sigue el aumento, será insostenible. Y mientras tanto, las tarifas siguen igual que siempre».

Laura Moya lleva seis meses de taxista.

Manuel González, al volante de su taxi.

Las tarifas a las que se refiere vienen impuestas por el Ajuntament de Palma y aunque el sector ha planteado subirlas, dicen que Cort no está por la labor. Los márgenes se van reduciendo hasta extremos dramáticos ahora en temporada baja. Así lo confirma Laura Moya, que lleva seis meses trabajando en el sector tras aprobar los exámenes de Cort. «Se ha notado mucho la diferencia de precios. Por eso he propuesto a los compañeros para asociarnos con una gasolinera para que nos hiciera un precio especial». Admite que antes le costaba llenar el depósito 58 euros y ahora ya le supone un desembolso de 69. En enero se gastó 470 euros en combustible.

Dimitar Yanko gasta 500 euros en gasolina.

Antonio Bustos muestra su factura de diésel.

«Es muy sacrificado. En enero trabajé 12 horas diarias y saqué limpios 700 euros», explica. Porque Moya tiene que descontar a todo lo facturado las letras de la licencia de taxi, el coche, el autónomo y el seguro de taxis. Confía en que en verano las cuentas cuadren algo más. Marcos Soler tampoco anda sobrado de optimismo al advertir que «tendremos que mirar a final de mes la caída de beneficios». Trabaja solo los nueve meses de temporada alta y si la gasolina sigue encareciéndose «hay rumores de que habrá una subida de nuestras tarifas. Habría que planteárselo». Sus clientes también notan la subida, ya que «los sueldos están congelados. Pero aún así, la gente coge más taxis que buses por las malas conexiones y porque algunas líneas van muy llenas».

Marcos Soler plantea la subida de tarifas.

El búlgaro Dimitar Yanko lleva seis años en el taxi y dice que «al mes gasto ahora unos 500 euros en gasolina. En temporada alta sube a los 900». El próximo verano es una incógnita. Los únicos que tienen cierto respiro son los propietarios del taxi híbrido, mitad diesel, mitad eléctrico. Y aún así, la preocupación es patente. En los 45 años que lleva al volante Antonio Rodríguez, reconoce que no había visto nada igual. «Ya no hago ruta por Palma para buscar clientes, se dispara el kilometraje. No merece la pena cuando el combustible nunca ha sido tan caro». Reconoce que la situación para el sector es «muy complicada» y advierte que «desde 2019 no se han subido las tarifas».