Miquel Munar (abuelo) y Miquel Munar (nieto) piden al Govern que recapacite.    | Jaume Morey

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Miquel Munar Mut es el dueño de la finca Capocorb, en Cala Pi (Llucmajor). Hasta el verano pasado la arrendaba al Consell de Mallorca, que la utilizó como sede del centro cinegético. La relación ha sido «inmejorable», dice, pero la administración insular decidió llevar el centro a otro lugar. Desde entonces Munar ha invertido tiempo y capital para buscar un nuevo uso a esta parte de su patrimonio, «queríamos hacer alquiler vacacional», asegura. Con la aprobación ayer de la moratoria contemplada en el decreto turístico no lo ve viable y sus opciones se reducen.

«No puedo alquilarla porque no es rentable, el mantenimiento es muy caro, y no la quiero vender, porque es también patrimonio de todo Mallorca», explica. Munar fue urbanista, junto a su padre, y asegura que en la actualidad «todas las casas y solares en primera línea ya pertenecen a alemanes». A su lado asiente su nieto, Miquel Munar Moragues, quien no sólo reivindica su caso. «Estamos aquí en nombre de mucha gente que está en la misma situación, con la inversión hecha», asegura. «Ponen en peligro 90.000 plazas de alquiler turístico que no es ni el 10 % del turismo total», afirma.

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Su abuelo asiente y pide al Govern que recapacite, «que tenga en cuenta que quien se dedica a esto son familias modestas, a veces con este único ingreso, y prohibirlo quitará puestos de trabajo». Munar se refiere no sólo al turismo, sino a los muchos gremios asociados y recuerda que es una época difícil. De hecho, tilda la ley de «inoportuna» porque impulsa inversiones en un momento de crisis y «no está el horno para bollos», añade.

Capocorb. Esta finca de Llucmajor ha sido durante años la sede del centro cinegético del Consell de Mallorca. Al rescindir el contrato querían destinarla a alquiler turístico pero no han llegado a tiempo.

A su juicio este decreto, que ahora empezará a tramitarse como ley, está hecho «pensando en los grandes hoteleros» porque los demás, tras dos años de pandemia en que no ha habido ingresos pero sí gastos, «no tienen recursos». Con 82 primaveras a sus espaldas, Miquel Munar habla con conocimiento de causa y haciendo caso a los expertos. Insiste en que lo que viene ahora es inflación y advierte de que para arriesgarse hay que salir de una incertidumbre que lleva tiempo instalada en el horizonte. «Es el momento de reflexionar para que los hijos y los nietos puedan vivir en un estado de bienestar sin perder de vista que el cambio climático dejará unas consecuencias tremendas», señala el propietario.