Imagen de archivo de un bebé recibiendo una vacuna. | Efe

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Leíamos el otro día que la vacuna contra la COVID de Pfizer para bebés de 6 meses y niños de hasta 5 años podría estar disponible este mes. Y además que Pfizer y BioNTech han solicitado a la FDA la autorización de uso de emergencia para la vacuna contra el covid-19 para estos niños y niñas. Resulta paradójico que actualmente en España, se plantee que estén los niños menores de 6 años vacunados frente al COVID, mientras que frente al meningococo B, haya mucha gente sin vacunar, siendo la meningitis, una enfermedad que mata o deja secuelas importantes al niño que se infecta. No es que critiquemos el proceso de vacunación COVID-19, pero sin duda la coherencia debe ser fundamental en todo el proceso.

Y digo que: No me parece que sea prioritario ni ético (en África solo tenemos una media del 16 % de personas vacunadas) incluir a los menores de 6 años en un programa de vacunación masiva, teniendo en cuenta tres aspectos fundamentales como son la vacuna frente a la COVID-19, el virus y el comportamiento de los niños ante la enfermedad. Sabemos que vacunar genera un claro beneficio contra las enfermedades contagiosas en relación a la gravedad de las mismas, cómo elevada mortalidad o discapacidad y con los mínimos efectos secundarios. Y también valoramos el gran beneficio de la vacunación frente a la COVID-19, en mortalidad, en estancias en las UCI y en hospitalizaciones.

Sabemos también, que las vacunas contra el coronavirus han disminuido la mortalidad de esta enfermedad en menos de un año, protegiéndonos de manera eficaz contra el SARS-Cov-2. El papel de las vacunas frente a la COVID no disminuye de forma importante los contagios pero si la enfermedad grave. Sabemos además que los niños tienen una mortalidad y un grado de contagiosidad muy inferiores al adulto frente a la covid-19, lo cual genera una tranquilidad adicional muy importante. Sabemos que la respuesta a la vacuna de ARN mensajero en niños por encima de los 6 meses de edad tiene una eficacia parecida al grupo de 6 a 12 años. Y también que la vacunación frente a la COVID, ayuda a disminuir la tasa de COVID persistente de una forma razonable, aunque no para todos.

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Sin embargo, teniendo en cuenta la razón de ser de la vacuna, la naturaleza del virus de la COVID-19 y el comportamiento del niño ante la enfermedad, no sería prioritario incluir a los menores de 6 años en un programa de vacunación masiva, vuelvo a decir. Sabemos que estaría indicada la vacunación en aquellos niños afectos de enfermedades crónicas como respiratorias, cardiovasculares, neurológicas, endocrino-metabólicas (diabetes, obesidad), onco-hematológicas, renales e inmunosupresoras congénitas o adquiridas (trasplantados, reumatológicas). Sobre todo porque se ha visto que los pocos niños fallecidos corresponden a estos grupos de riesgo.

Sabemos que la población de niños en nuestro país con una edad de 0 a 6 años corresponde a un 6 % de la población total. Y sabemos que para avanzar es necesario tener respuestas claras a preguntas como: ¿De verdad es ético vacunar contra la COVID-19 a los más pequeños tal como va el ritmo de vacunación mundial?. ¿Van aceptar los padres de los niños de menos de 6 años vacunarlos? ¿Por qué además, no se plantean las nuevas vacunas sobre las diferentes variantes y no sobre la variante inicial? El esfuerzo para convencer a los padres y madres de estos niños tendrá que ser importante por parte de las instituciones sanitarias de los países altamente desarrollados, o como mínimo argumentarlo muy bien, para conseguir el cambio necesario. El ritmo de vacunación en niños de 5 a 12 años no es homogéneo en todas las CCAA y además en algunas, no supera de forma importante el 30 %.

Mientras, los países en vías de desarrollo o sin acceso a una sanidad básica no se plantean este dilema, ya que sus necesidades son mucho más urgentes con otras enfermedades contagiosas, la salubridad de las aguas de consumo humano o el acceso al alimento. Mucho tenemos que pensar antes de decidir irnos hacia una vacunación masiva en niños de 6 meses a 5 años. Mucho tenemos que avanzar en el mundo para que la prioridad se centre en la infancia, creo yo. Mucho por investigar, por hacer y por decidir. Gracias por poder llegar a estas cuestiones antes de tomar las mejores decisiones. Esperemos que a lo que lleguemos sea lo mejor para todos, incluidos naturalmente los más pequeños.