Javier García y Andy Suárez, del bar Gaudí.  | Jaume Morey

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El Ajuntament de Palma apuesta por convertir sa Gerreria en una zona libre de ruido y aglomeración de gente. El pasado julio se aprobó un decreto para reducir los metros cuadrados de ocupación de la vía pública. Por ahora, las áreas afectadas son la plaza de la Quartera, plaza Mercadal y la calle Pes des Formatge. Pero esta decisión se va a expandir a otros lugares de Palma, como Santa Catalina o sa Llonja este 2022.

Algunos propietarios de bares de sa Gerreria ya han mostrado su malestar. Los del bar Gaudí, AndySuárez y Javier García, han pasado de tener 22,5 metros de su local a 12. Y la coctelería, que tenía 14 metros cuadrados, se queda sin espacio en el exterior. Según el decreto, no podrán tener terraza aquellos locales que tengan que cruzar la calle para atender en la terraza. «Esta decisión nos afecta porque la gente quiere terraza. Perdemos el 75 % del espacio exterior entre los dos bares, lo que significa un 50 % de pérdidas», dice Andy Suárez. Ambos propietarios explicaron en sendas misivas a Cort su situación. Además, aseguran, en nueve años, no habían recibido críticas de ningún vecino por exceso de ruido, excepto el dueño del piso situado justo encima del bar Gaudí.

Rafi Béjar, propietaria de Casa Rafi, lleva muchos años en plaza Mercadal ocupando 17 metros cuadrados. Ahora con el nuevo decreto le reducen a 12 metros el espacio, lo que representa pasar de siete mesas a cuatro. «Me enteré porque me pusieron una multa de 750 euros por ocupación indebida. Acudí a GovernInterior y, sacando la conversación, me avisaron de la reducción», comenta. Hasta la fecha, son pocos los bares afectados por esta delimitación. Los vecinos de la zona confiesan estar en desacuerdo y aseguran que daba vida a las plazas. Otros locales, sin embargo, sí que dicen que había malestar vecinal por el ruido.

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Rafi Béjar solo puede poner cuatro mesas en su terraza.

El concejal Alberto Jarabo recuerda que desde principios de legislatura iniciaron acciones (planes zonales) en zonas con acumulación de denuncias de vecinos o exceso de ocupación de lo permitido. «El plan no va contra ningún local, restringe el espacio permitido de ocupación de la vía pública a fin de reducir, de manera proporcional, la cantidad de mesas y sillas sin afectar a nadie». Jarabo añade que este decreto no es para acabar con los negocios, sino «para evitar concentraciones de personas en determinadas horas».