Domingo Tierno junto a su taxi.

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Domingo Tierno Sánchez, taxista en Palma desde 1996 está que trina. Acaba de conseguir que se anule una sanción que le impuso el Ajuntament por la queja de un pasajero. Tres años de pelea contra una decisión que consideró injusta. La administración le multó, obvió sus alegaciones, pero, cuando llegó el momento del juicio en un juzgado de lo Contencioso de Palma, de forma inesperada aceptó todas sus peticiones. «¿Por qué no lo hizo en el primer momento? Porque parecía que desde el minuto uno iban a por mí», dice.

El enfado viene porque, sostiene: «No me han escuchado en ningún momento. Sabía que iba a estar sancionado desde el inicio. No puede ser que venga un señor y te denuncie y que su palabra valga más que la tuya. La indefensión es total». Todo viene de una carrera el 13 de julio de 2018. Recogió a un pasajero en el aeropuerto y le llevó a la Platja de Palma, junto a la Porciúncula. Era un día de mucho tráfico, con suplemento de maleta. Cobró 18 euros por ese trayecto. El mismo pasajero cogió otro taxi después de comer desde el Asadito, en la calle Marbella. A 1,3 kilómetros de donde le había dejado Domingo y más cerca del aeropuerto. Este trayecto le costó cuatro euros menos y puso una queja contra el taxista al que acusaba de haber inflado el precio dos semanas después de los viajes. También por la manera en la que se había rellenado el ticket con los datos del viaje. «¿Por qué no lo hizo el primer día?», se queja Domingo. Sobre la ficha del viaje señala que es «algo que nunca se ha exigido, solo a mí».    El Ajuntament le impuso dos sanciones, cada una de seiscientos euros tras desestimar sus alegaciones. Domingo intentó hablar con el concejal y con el alcalde, sin conseguirlo en ningún momento. Cuenta que choca con el funcionario encargado de estos expedientes, que es el mismo que se encarga de las revisiones de los vehículos y que ha sido chocar contra un muro durante los tres años que ha durado todo el proceso. Tras recurrir hasta a tres abogados, presentó un recurso ante los juzgados de lo Contencioso Administrativo.

Retirada municipal

En la instancia judicial, la postura del Ajuntament fue simplemente allanarse a su recurso y admitir todo lo que Domingo decía. El asunto se liquidó así, sin más en un auto del pasado mes de noviembre. «Han atropellado mis derechos fundamentales», dice el afectado. Una de las explicaciones que tiene para lo ocurrido es que no forma parte de ninguna de las agrupaciones del taxi: «Me dijeron que si hubiera estado en un sindicado, la queja hubiera ido a una papelera».

A partir de ahí, Domingo realiza una serie de quejas contra el funcionamiento del sector en Palma: «El sector se tiene que renovar o morirá». Su principal protesta es que el Ajuntament debe velar para que «todos los coches sean iguales»: «Mismas horas y mismos derechos para todos y eso es algo que ahora no es así». Una de las claves es que se obligue a respetar el día de descanso semanal: «Tiene que ser sagrado». Cuenta que algunos taxistas aprovechan ese día para hacer carreras en colaboración con trabajadores de agencias: «Son las carreras más largas». De momento, Domingo ha superado la doble sanción por incomparecencia del rival.