El rector de la UIB, Jaume Carot, en una fotografía de archivo en el campus universitario. | M. À. Cañellas

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El rector de la Universitat de les Illes Balears (UIB), Jaume Carot, ha defendido como «totalmente necesaria» la reforma universitaria y la futura Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) si se aspira a que las universidades españolas sean realmente competitivas. En una entrevista concedida a Europa Press, el rector de la UIB ha lamentado, sin embargo, que desde el anuncio de la reforma se haya pasado «de la esperanza al constatar la voluntad de acometer una modificación necesaria a la decepción ante un texto que no responde a esta necesidad», dos décadas después de la Ley Orgánica de Universidades (LOU) y la evolución del sistema universitario y la sociedad en su conjunto. Carot ha recordado que la Conferencia de Rectores (CRUE) se negó a redactar el informe sobre el anteproyecto de ley al constatar que el borrador que manejaban no era el mismo que manejaba el Ejecutivo estatal.

«No se puede emitir un informe sobre algo que no se tiene», ha afirmado. Aún así, Jaume Carot confía en que finalmente se pueda alcanzar el consenso necesario a pesar de que ha criticado «las prisas» del Ministerio que dirige Manuel Castells, que tendría la intención de aprobar la reforma antes de que acabe el 2021. Carot ha subrayado que la CRUE emitió, tras un estudio, un informe con una veintena de propuestas de acción de las cuales el Ministerio solo habría atendido «a las más cosméticas, pero no a las de mayor calado».

Ejes de la reforma

Para el rector de la UIB la reforma del sistema universitario pasa, fundamentalmente, por tres ejes: política de recursos humanos, más financiación y autonomía y flexibilidad para las universidades. Respecto a las políticas en materia de recursos humanos, Carot insiste en que va «más allá de la contratación de profesores» y critica que no se contemplen nuevas consideraciones en el anteproyecto. En esta línea, ha añadido, «la futura ley debería venir acompañada de una propuesta de financiación para el futuro». Sobre la necesidad de una mayor autonomía y la flexibilidad de las universidades para gestionar los propios recursos, el rector ha insistido en que se trata de una cuestión que «no está para nada reñida» con la transparencia y la rendición de cuentas. En relación a otras medidas como la elección de los rectores o los porcentajes de profesores asociados, Carot los ha situado entre las medidas "más cosméticas o menos importantes", aunque ha trasladado el parecer mayoritario, pero no único, entre el colectivo de rectores de que, por experiencia en todos los sentidos, éstos cumplan con el requisito de ser catedrático. "Ser catedrático o catedrática implica toda una experiencia en docencia, investigación y gestión", ha apuntado.

La reforma de la LOSU pone también sobre la mesa la presencia y la realidad de las universidades privadas. Ante esto, Jaume Carot ha reclamado una «mayor exigencia» en los requisitos de creación, ante «a qué se puede llamar universidad» y respecto a la presencia exigida de una «mayoría robusta» de doctores en las plantillas. En todo caso, ha insistido en destacar que hay centros privados "muy buenos y absolutamente competitivos». La propuesta de reforma ha recibido críticas también de estudiantes, que lamenta que la futura LOSU reste participación al colectivo. Ante esto, Carot ha matizado que los estudiantes "tienen que participar en la vida universitaria", pero ha advertido que no todos los niveles exigen o precisan la misma participación. En todo caso, Carot entona el «mea culpa» y reconoce que en los últimos tiempos no se han sabido encontrar los mecanismos para incentivar la participación, convertida así en una "asignatura pendiente".

Ley de Convivencia

Otra gran cuestión que afecta al sistema universitario español en la actualidad es la aprobación de la Ley de Convivencia Universitario que, tras el visto bueno del Congreso, sigue ahora su tramitación en el Senado. En línea, Carot ha destacado que la primera propuesta fue recibida «con mucha esperanza» por el hecho de acabar con un reglamento franquista muy punitivo y que apostaba por la mediación como elemento de resolución de conflictos, más que en las sanciones. Sin embargo, Jaume Carot ha calificado como «un error» la rebaja del peso de este elemento tras enmiendas de PSOE, UP y ERC, así como que se delegue en las universidades establecer los mecanismos y las herramientas para frenar para frenar las conductas disrubtivas. «No es bueno que en cuestiones tan serias como esta no exista un marco común y que se provoque que cada centro haga lo que crea conveniente», ha señalado.

La Ley de Convivencia aborda también la cuestión del plagio y al copiar, que se han visto afectadas por la evolución de la tecnología que, en palabras del rector, «ha abierto nuevas puertas en este sentido». En este sentido, Carot ha reconocido que cada vez se necesitan más medios y mejores herramientas para perseguir conductas "intolerables" y que suponen «estafar a la sociedad» desde el momento en que sale de la universidad un titulado que no merece esa categoría.