Francisca Llambías, cuando recibió la ‘stolpersteine’.

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Rafael Moyà Pujol nació en Sant Elm (Andratx) en 1904 pero a los 14 años emigró a Francia donde le cogió la ocupación nazi en 1940. Vendía fruta y tenía una furgoneta. Fue apresado, previsiblemente en un intento de contactar con la resistencia. Pasó por varios campos de concentración y –aunque eso se supo más recientemente– fue fusilado en el campo de concentración checo de Hradischko. Desde el pasado marzo, una stolpersteine –esas piedras con nombres de personas deportadas o asesinadas por el nazismo– le recuerda en el mirador de Sant Elm. Y dentro de poco –está pendiente un viaje a Praga– su familia recuperará sus cenizas.

La historia de Moyà Pujol no es muy diferente a la de otras miles de personas pero sí es idéntica a la de otras cinco: las de otros cinco españoles fusilados (previsiblemente el mismo día) y cuyas cenizas fueron conservadas en cajas e identificadas con sus nombres por dos encargados del crematorio del campo de concentración que desobedecieron órdenes y no las amontonaron para dedicarlas a otros fines. En Sant Elm vive una sobrina nieta, Francisca Llambías. La hija de Moyà vive en Francia y será quien recoja las cenizas.

Imagen de Rafael Moyà.

La Secretaría Autonómica de Memòria Democràtica del Govern, que depende de la Vicepresidència, ha rescatado esta y otras historias. Y, desde hoy, quedarán incorporadas a un ciclo de conferencias con el nombre de Tardor de Memòria, que se prolongará hasta finales de años. Según explica el director general de Memòria Democràtica, Marc Herrera, el ciclo va más allá de la descripción histórica. Recogerá testimonios, sí, pero pretende analizar la recuperación de la memoria desde todas sus aristas: la histórica, pero también la psicológicas, la educativa o la jurídica. Y también, explica, pondrá de manifiesto la complicidad y el esfuerzo de investigación de las familias por recuperar el pasado oculto. Eso ha tejido conexiones como la que, por ejemplo, une Andrtax con Bilbao.

La placa que recuerda su trayectoria.

Antton Gandarias trabaja en la Biblioteca Foral de Vizcaya, en Bilbao desde donde explica que mañana sábado participará en una de las conferencias. Allí se encontrará con Francisca Lambías. Es sobrino de Anjel Lekuona, otro de los españoles que fueron fusilados en Hradischko. Empezó a buscar información en 2000 y después de muchas gestiones, consiguió desentrañar la historia y los nombres de quienes    murieron en la mismas circunstancias. «Marc Herrera –cuenta– escuchó la historia y el nombre de Rafael Moyà, se interesó y hablamos». Gandarias destaca el esfuerzo  de Balears. De hecho, hace unas dos semanas, se celebró en Palma el primer acto estatal masivo de reconocimiento a las víctimas.