El parking para acceder a Cala Macarella cuelga el cartel de completo desde primera hora de la mañana. | Gemma Andreu

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Menorca ha superado todas las previsiones turísticas para este verano. La isla balear de se ha convertido en un oasis de moda para el descanso. Un rincón para famosos y desconocidos en el perder la noción del tiempo y desconectar. Tanto es así, que durante julio y agosto era complicado abrir Instagram y no encontrar un posado en Binibeca o en alguna de sus playas de agua cristalina. Menorca está de moda. Pero, ¿Cuál es el precio del éxito?

La creciente fascinación por la Isla resulta más bien vertiginosa. En los últimos diez años se ha multiplicado la presencia de turistas internacionales, sobre todo ingleses y franceses. Ha desbancado a todos los destinos de costa en turismo nacional. Y este 2021 bate récord en cuanto a desplazamientos inter islas. Más de 32.600 mallorquines viajaron en julio por vía marítima a la isla vecina, lo que supone el récord total de este mes, según los últimos datos del Institut d'Estadística de les Illes Balears (Ibestat). La presión demográfica sobre el paraje natural no deja de crecer: la población pasa de 96.000 a superar los 200.000 durante los meses de verano.

No es extrañar que Menorca se encuentre entre las etiquetas más utilizadas en Instagram durante junio y julio, con 17,9 millones de veces. De hecho, Cala Macarella y Cala Macarelleta seguramente sean las dos playas más fotografiadas del verano. Los accesos a entornos naturales se han convertido en un hervidero de coches, saturación en las entradas y salidas y un caos circulatorio que perjudica gravemente a un territorio considerado Reserva de Biosfera por la Unesco. Su riqueza natural está siendo la principal damnificada de esta saturación.

A pesar de los esfuerzos de las instituciones por regular los aparcamientos próximos a los lugares más populares y evitar que los vehículos estacionen en las carreteras, los accesos a las playas más populares se han colapsado desde primera hora de la mañana. Durante este mes de agosto, a las 7.30 de la mañana ya era imposible encontrar un hueco en alguno de los aparcamientos habilitados para llegar a Cala Macarella, Cala Turqueta o Son Saura.

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La misma estampa se ha podido ver durante todo el mes de agosto para disfrutar de una puesta de sol en algunos puntos de la Isla. Menorca.info publicaba hace unos días la imagen de una caravana de vehículos, de más de 1 kilómetro de cola, para acceder al aparcamiento de Punta Nati. La moda de acudir al faro al atardecer preocupa a los cuerpos de seguridad, que han alertado en varias ocasiones de unos atascos que, en caso de emergencia, harían imposible el acceso de coches de policía, ambulancias o bomberos. A diferencia de otros caminos que conducen a playas vírgenes y otros puntos de interés turístico, la carretera del faro de Punta Nati no dispone de vigilancia, de manera que no puede cortarse el tráfico en el momento que el aparcamiento llega al límite de su capacidad.

Para evitar la masificación, Unidas Podemos Menorca considera necesario barajar la opción de restringir al acceso de vehículos de motor a la Isla durante el verano. Desde esta formación política recuerdan que esta medida se ha implantado con éxito en Formentera y aparece contemplada en el anteproyecto de la Ley de Reserva de Biosfera. Desde el partido que forma parte del pacto de gobierno del Consell argumentan al respecto que limitar la entrada de coches permitirá «salvar nuestras infraestructuras. No podemos tener una carretera saturada por la masificación cada día».

En este sentido, la isla vecina ya ha puesto en marcha el proceso para limitar el tráfico. El Consell d’Eivissa trabaja en una propuesta legislativa para que el Govern balear habilite a la institución insular para definir unos máximos de vehículos sobre la isla, diferenciados por categorías y revisables cada año o cada dos años, un sistema similar al que se ha establecido en Formentera.

A la gentrificación de los últimos tiempo se le suma un nuevo atractivo en la Isla. La inauguración en Illa del Rei (un islote situado frente al puerto de Maó) de la sede de la galería suiza Hauser & Wirth, una de las más prestigiosas del mundo, sacude la isla y duplica el coste de los inmuebles en algunas zonas. Se trata es una de los centros de arte más prestigiosos del mundo, que gestiona el legado de Chillida, Louise Bourgeois y Alexander Calder y representa a artistas como Cindy Sherman, Annie Leibovitz o Larry Bell. El exclusivo proyecto que ha desembarcado en Menorca consta de una inversión de 4 millones de euros. Según apuntan los agentes inmobiliarios, la instalación ya ha provocado un encarecimiento del precio de la vivienda y algunos locales temen que la llegada de extranjeros con un poder adquisitivo alto provoque problemas como los vividos en algunas zonas céntricas de Palma e Ibiza desde hace años.

Ahora cobra más importancia que nunca repetirse como un mantra que el éxito de Menorca reside en el equilibrio entre turismo y protección de su naturaleza, patrimonio y gastronomía. Algo que no se deben olvidar para no morir de éxito.