Josep Melià. | M. À. Cañellas

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La crisis en la que ha entrado el PI tiene dos nombres propios: Antoni Amengual, presidente recién dimitido, y Josep Melià, a quien señalan como artífice de la implosión. Él asegura que no son ciertas las acusaciones.

Amengual le acusa de estar detrás de la crisis del PI y Font dijo lo mismo.

—Hace un mes el president puso sobre la mesa el debate sobre los cabezas de lista de para las elecciones y los estatutos marcan que, si hay más de una candidatura, habrá primarias, un proceso que no va contra nadie. Nuestra sensibilidad manifestó la intención de presentar un candidato y a partir de ahí se ha reavivado el mismo conflicto de hace un año con los mismos ataques personales. Nadie sobra en el PI y no entiendo esa teoría de que, para sumar, primero hay que restar.

¿Amengual no es un buen candidato?

—Nosotros pensamos que una persona de nuestra sensibilidad podía relanzar la estrategia del partido y darle más fuerza.

¿Y quién es su candidato?

—Estaba por definir, porque aún no se había iniciado el proceso, pero consideramos que estaría bien participar en las primarias

¿Se presentará al congreso?

—No, ni al congreso ni a ningún cargo de primer nivel. Creo que nosotros tenemos que confeccionar equipos cohesionados que sepan trabajar, porque el PI necesita muchas caras diferentes. Somos un partido municipalista, con alcaldes muy importantes y con muchas personas válidas.

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Amengual habló de tutelas y de que no quiere ser marioneta.

—No sé cómo le pueden tutelar o ser marioneta porque uno es tutelado o marioneta si quiere serlo. Cuando eres presidente del partido, te influyen en función de lo que tu quieras que te influyan. Hay una permanente que tomó muchas decisiones en comunicación, logo, posicionamiento político. Opiné sobre algunas de esas cuestiones en la ejecutiva, pero me hacían caso cuando querían. No entiendo cómo se les puede tutelar porque creo que eso es imposible.

Le piden que dé un paso atrás por el bien del partido, ¿lo hará?

—Estoy a disposición de los afiliados del PI. Mi compromiso político está en defender unas ideas, que son respeto al autogobierno, un régimen económico y fiscal potente, una lengua, una cultura y una identidad de Balears. Cuando he tenido que dar un paso atrás lo hecho, como en la portavocía del Parlament o el abandono de la secretaría general. Siempre he hecho renuncias y no hay ningún proyecto personal detrás.

¿Qué son esas fidelidades tejidas desde hace años que taponan el partido?

—No lo sé. Muchos de los motivos que han alegado son conceptos inconcretos. Si no me dicen en qué consiste eso, ni idea.

También insinúan que usted no descarta, llegado el caso, pactar con Vox.

—Quien define la política de pactos es la dirección del partido en la que está la vicepresidenta, que no sé a quién le está reclamando si no es a ella misma. Yo formaba parte de una ejecutiva en la que se dijo claramente que no pactaríamos ni con Vox ni con Podemos y por eso me opuse a entrar en el gobierno del Consell, donde estaba Podemos.

¿Cree que el PI tiene futuro o fue un experimento fallido?

—Es evidente que hay una crisis importante, nos tenemos que recuperar, cuando caes hay que saber levantarse. Hay crisis en todos los partidos y aquí lo importante es la sociedad y la utilidad del partido a esa sociedad. Si existe un espacio de centro moderado que quiere defender a las Islas por encima de cualquier otro aspecto y sin sucursalismos, hay espacio. El PI siempre estará al lado de pequeño comercio, del turismo, de los ciudadanos...

¿Debe dimitir Lina Pons como diputada?

—Nosotros no cuestionamos a las personas ni ponemos vetos. Nadie sobra en el PI y todo el mundo puede contribuir. Si ella cree que puede contribuir siendo diputada, bienvenida. Aquí queremos sumar y no pedimos a nadie que dé un paso a un lado.